jueves, 16 de abril de 2020

16 abril 1792 Nacimiento de Anastacio Aquino. El Salvador


Anastasio Aquino: Comandante General de las armas libertadoras de los indígenas cuscatlecos

Autor: Ovidio Retana González 
Publicado en: monografias.com

  1. Causas de la insurrección indígena
  2. Levantamiento de Anastasio
  3. Decretos de Tepetitán
  4. Martirio del Comandante General de las armas libertadoras de los indígenas
  5. Redescubrimiento de la tumba de Anastasio Aquino
La historia del indígena Anastasio Aquino, caudillo de las tribus nonualcas y comandante general de las armas libertadoras de la zona paracentral de El Salvador, ha sido relatada por "escribidores" al servicio del poder económico, con el propósito de empequeñecer o invisibilizar las causas fundamentales del levantamiento indígena, asimismo, para desprestigiar hasta llegar a satanizar al héroe nacional.
El poder económico de los criollos, luego el de la oligarquía terrateniente y, actualmente el de la financiera a través del Ministerio de Educación han obrado de forma sistemática, para que las generaciones de salvadoreños desconozcan sus raíces históricas y a sus verdaderos héroes y heroínas nacionales por ejemplo Anastasio Aquino, Prudencia Ayala y Feliciano Ama.
De tal forma que las estructuras del poder económico han llegado al absurdo de crear héroes como a Gerardo Barrios, Manuel José Arce, incluso hasta de inventarlos por ejemplo Atonal y a Atlacatl.
El levantamiento indígena inconcluso de 1833, liderado por Anastasio Aquino fue continuado un siglo después en 1932 con la insurrección indígena de igual forma inconclusa liderada por el indígena Feliciano Ama, en este mismo orden, alrededor de medio siglo después estalló otro conflicto armado que también fue inconcluso y que finalizó por un Acuerdo de Paz, el 16 de enero de 1992.
Los dos levantamientos indígenas y el conflicto armado tienen de común denominador similares causas, y en estos momentos la clase económicamente dominante "salvadoreña" está creando las condiciones para que haya otro levantamiento popular, y esta vez no será inconcluso.
De tal forma que las estructuras del poder económico han llegado al absurdo de crear héroes como a Gerardo Barrios, Manuel José Arce, incluso hasta de inventarlos por ejemplo Atonal y a Atlacatl.
El levantamiento indígena inconcluso de 1833, liderado por Anastasio Aquino fue continuado un siglo después en 1932, con la insurrección indígena de igual forma inconclusa liderada por el indígena Feliciano Ama, en este mismo orden, alrededor de medio siglo después estalló otro conflicto armado que también fue inconcluso y que finalizó por un Acuerdo de Paz, el 16 de enero de 1992.
Los dos levantamientos indígenas y el conflicto armado tienen de común denominador similares causas, y en estos momentos la clase económicamente dominante "salvadoreña" está creando las condiciones para que haya otro levantamiento popular, y esta vez no será inconcluso.

Causas de la insurrección indígena

Según la historia oficial, con la "independencia" de España el 15 de septiembre de 1821, se logró bienestar económico, político y social para la población indígena de El Salvador, sin embargo, fue exactamente lo contrario, los únicos beneficiados fueron los hacendados o terratenientes que eran de origen extranjero.
La "independencia" empeoró la situación del indígena cuscatleco, los terratenientes los trataban peor que a animales, no hay que olvidar, que estos hacendados vinieron de Europa a saquear a este país y apoderarse de la tierra que era propiedad de los indígenas, además que los despojaron de su madre tierra los esclavizaron.
A pesar de los postulados de la Revolución Francesa (1789), de libertadigualdad y fraternidad, éstos sólo tuvieron vigencia exclusiva para los criollos, porque los indígenas no eran considerados sus iguales, los trataban con menosprecio y salvajismo.
El Salvador ha tenido desde la independencia hasta hoy por lo general gobiernos racistas, incluso hasta la fecha está "prohibido" que en los documentos oficiales del Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (CONCULTURA) se utilice el término de "pueblos indígenas" con el objetivo de no reconocer el derecho a su lengua, costumbres, tradiciones, educación, trabajo y a sus especificidades que constituyen su identidad de pueblos indígenas.
Después de la "independencia" de España, las provincias centroamericanas y al interior de la mayoría de ellas, se suscitaron guerras entre conservadores y liberales, entre unionistas y separatistas de la Federación de las Provincias de Centro América, las fuerzas armadas de las facciones políticas estaban constituidas por indígenas, que habían sido reclutados forzosamente, es decir, llegaban a los poblados indígenas y para reclutarlos a la fuerza, recurrían prácticamente a la cacería humana para obligarlos a enlistarse en los ejércitos, e ir a pelear guerras que no le pertenecían y que si eran derrotados o salían victoriosos el ejército que lo había reclutado, el indígena en ambos casos no ganaba absolutamente nada, sólo lo habían instrumentalizado, si es que no quedaba mutilado o perecía en combate.
Los gobernantes de la época para financiar las guerras recurrían a la creación de nuevos impuestos onerosos, lo que provocaba un empeoramiento de las condiciones económicas y sociales del indígena, porque aumentaba su explotación casi al exterminio, los indígenas eran tratados peor que a bestias, los reclutaban para trabajos o servicios forzados, los terratenientes se abrogaban el derecho de infringir a los indígenas castigos corporales, con látigo, cepo y hasta mutilaciones, aumentó el ultraje y la humillación del indígena hasta niveles racistas.
La voracidad de los europeos era insaciable y les despojaron a la fuerza y de manera "legal" de las tierras propiedad de las comunidades indígenas con la ley de privatización de tierras baldías o realengos, el 27 de enero de 1825.
Los indígenas ya no soportaron esta situación dantesca y se sublevaron de forma esporádica y aislada en 1832, en las localidades de Izalco, Sonsonate, Ahuachapán, Tejutla, Chalatenango, Zacatecoluca, Santiago y San Juan Nonualco, y San Miguel.

Levantamiento de Anastasio

La oligarquía con el afán de crear aversión a la gesta heroica del caudillo indígena, a través del Ministerio de Cultura ahora llamado de Educación, han propagado y todavía difunden desinformación histórica, sobre Anastasio y la sublevación indígena, por ejemplo la gesta de Anastasio tuvo por causa principal el amor que le profesaba a Matilde Marín una mujer ladina, la otra era porque por el patrón terrateniente (propietario de la Hacienda la Jalponguita), tenía a su hermano Blas Aquino castigado en un cepo, pero la difamación y satanización más conocida es que Anastasio Aquino cometió el sacrilegio de quitarle la corona a la imagen de San José, en la iglesia El Pilar, en la ciudad de San Vicente, y se coronó rey de los nonualcos, según la tradición oral que se ha transmitido de generación en generación, Anastasio no se coronó y además no tenía necesidad de hacerlo, de todas maneras con corona y sin ella, fue y es considerado el rey de los nonualcos.
De los niveles de injusticia el indígena solo se podía liberar con la muerte, se llegó a un límite de aguante, y los indígenas de las tribus nonualcas del departamento de La Paz y de San Vicente, se alzaron en armas liderados por el caudillo Anastasio Aquino, en enero de 1833.
Anastasio Aquino nació el 16 de abril de 1792, en Santiago Nonualco, departamento de La Paz, fue conocido por ser un hombre amable, caritativo, padre ejemplar, fraternal y sobre todo devoto cristiano, era muy querido, respetado y popular entre los nonualcos.
Anastasio Aquino logró formar un ejército de aproximadamente diez mil hombres, inclusive había combatientes que provenían de San Salvador, Ilopango y Soyapango, según sus enemigos eran solo unos tres mil combatientes, y si así hubiera sido ni Francisco Morazón tuvo un ejército de esas proporciones.
Aquino fue el comandante general de las armas liberadoras de los indígenas, venció cuatro veces a la fuerza armada salvadoreñas, las huestes de Anastasio tenían una moral alta, luchaban por sus derechos y sus tierras, y tenía la alternativa de morir o vencer.
El cuartel general del comandante Anastasio lo tenía en una enorme cueva, situada en el Caserío Los Lobatos, Cantón Santa Cruz Loma, Santiago Nonualco, departamento de La Paz, denominada popularmente "la Cueva de Anastasio Aquino". También formaba parte de la estructura militar de las fuerzas indígenas insurgentes una enorme estructura pétrea situada en el Cantón San Sebastián, Santiago Nonualco, departamento de La Paz, denominada "Casa Peña de Anastasio Aquino". Asimismo el Cerro el Tacuazín.
El comandante general de las armas libertadoras de los indígenas se dirigió a la ciudad de San Vicente, a su ingreso los vicentinos lo recibieron con victorees y regocijo, Aquino encarnaba la lucha por la justicia y contra el pecado social, por eso era amado no solo por los indígenas sino también por los mestizos.
La lucha del comandante Anastasio no fue por el cambio de poder político, porque de ser así se hubiera encaminado a San Salvador y deponer al presidente Mariano Prado, de todos modos ya había derrotado varias veces la fuerza armada. Anastasio llegó hasta Olocuilta, ciudad que estaba bajo su control militar, su lucha revolucionaria se circunscribía únicamente por la devolución de la tierra (que les habían robado los terratenientes, y que por ciento la gran mayoría de ellos eran curas), y el trato humano para con los indígenas (eran tratados peor que bestias de carga), su objetivo era la liberación de los indígenas y de los mestizos.

Decretos de Tepetitán

El comandante Anastasio dictó decretos en la ciudad de Tepetitán, el 16 de febrero de 1833, en ellos se manifiesta el respeto a las personas, de igual forma a los bienes públicos y privados, que contrasta con la difamación histórica que ha hecho la oligarquía, al presentar al caudillo como un delincuente, bandolero, terrorista, sacrílego, violador, borracho, poseído del demonio, y otros calificativos, con el propósito de desacreditar y deshonrar el levantamiento indígena y al caudillo en particular.
En los decretos de Tepetitán se estipula mantener en el territorio controlado el orden público y el irrestricto respeto de los bienes, por ejemplo al ladrón se le castigaba la primera vez con cortarle la mano,liberó de pagar a los deudores que se encontraban en territorio liberado, se prohibía ingerir bebidas alcohólicas, los que atropellaren a las mujeres casadas o recogidas eran castigados con arreglo a las leyes.
Eran leyes severas si contextualizamos que en esos momentos se libraba una guerra.

Martirio del Comandante General de las armas libertadoras de los indígenas

Anastasio Aquino al igual que todos los de su raza estaban condenados al analfabetismo, los terratenientes consideraban que para el trabajo que los obligaban a hacer no era necesario, mucho menos indispensable que supieran leer y escribir.
El añil era el cultivo de exportación, las condiciones de trabajo de los indígenas era paupérrimas, por ejemplo en los obrajes de añil, había tanta moscas que ni siquiera se podía abrir la boca, los trabajadores no solo morían por el mal trato infringido por los patronos, sino también por la desnutrición y a causa de epidemias gastrointestinales.
El analfabetismo y el subdesarrollo político y militar de los indígenas, fue el talón de Aquiles de su derrota, esta condición y situación fue al final aprovechada por las fuerzas militares de la oligarquía.
Anastasio pedía al gobierno salvadoreño el reconocimiento y autonomía política del territorio liberado por su ejército que comprendía los departamentos de La Paz y San Vicente, cuando bien pudo marchar hasta San Salvador y deponer al gobierno, y convertirse en el primer indígena presidente de un país de América Latina.
El Comandante General de las Armas Libertadoras de los Indígenas no dimensionó por falta de información y conocimiento que era indispensable despojar del poder político, económico y militar a la oligarquía, para lograr que les devolvieran las tierras que les habían robado y que respetaran los derechos humanos.
La oligarquía salvadoreña históricamente se ha caracterizado por ser racista, la más reaccionaria y corrupta de América Latina, nunca ha permitido que exista democracia en El Salvador, y no ha dudado en lo más mínimo en masacrar o hacer etnocidios, para conservar la corrupción y la impunidad de su clase.
Aquino cometió el error de dejar el control de la ciudad de San Vicente, en manos de un traidor de la causa revolucionaria, por otra parte, las fuerzas oscurantistas y medievales de la iglesia católica hicieron contubernio con la oligarquía y la fuerza armada, para vencer la gesta del caudillo, de tal forma, que el cura Juan Bautista Navarro se prestó para tal infamia, aprovechándose de la ferviente devoción católica del comandante Aquino, el cura se dirigió hacia el cuartel general del caudillo; en esa época se consideraba que los curas eran los vicarios de cristo en la tierra, por tal razón, la devoción de los indígenas hacia el cura malévolo, era de dejarlo pasar por el territorio controlado, a su paso los indígenas ingenuamente se arrodillaban y le besaban el anillo de oro con una gran piedra preciosa que el religioso andaba puesto en la mano derecha, según las huestes de Anastasio ese cura era la representación viva de Jesús.
El cura malintencionado llegó en calidad de espía, para conocer la posición militar de Anastasio y detectar el punto débil, por donde era mejor atacar y asesinar a los indígenas que clamaban justicia, la otra tarea que llevaba el cura perverso era convencer a Anastasio de que era un hereje.
Cuando el cura maligno llegó hasta la cueva de Aquino, el caudillo se arrodilló y le besó el anillo, le dio la bienvenida; el cura le manifestó a Anastasio que era un hereje, que como se atrevía la luchar contra lo que Dios había hecho, que Dios así había creado el cielo y la tierra, y toda aquella persona que luchara contra lo que Dios había hecho era un ateo, le preguntaba a Anastasio que por qué era hereje, si quería que Dios lo perdonara primero debía de entregar todas las armas y luego él entregarse a la fuerza armada, era la única forma de obtener el perdón de Dios, por haberlo ofendido.
Anastasio le respondió al pérfido cura: aquí los que son ateos son los patronos, el gobierno y la fuerza armada, el orden que había antes de que los españoles llegaran a nuestro territorio era que toda la tierra y las riquezas nos pertenecían, y ellos alteraron el orden que Dios había creado, pues nos robaron nuestras tierras, riquezas y nos han esclavizado, ellos son los ateos; el sacerdote en la misa nos dice que en la Biblia está contenido que todos somos iguales, entonces por qué ellos nos tratan peor que a las bestias, en la misa también se ha dicho en repetidas ocasiones que debemos amar al prójimo como a uno mismo, entonces por qué ellos nos odian. Nuestra lucha es justa, solo queremos los que nos pertenece, la tierra y que nos den trato de humanos.
El perverso cura se dio cuenta que a pesar del analfabetismo del cuadillo, éste tenía una inteligencia natural sorprendente, y para terminar le dijo: Dios te castigará y te mandará al infierno.
El cura al regresar a San Salvador, dio un informe detallado de las posiciones militares del Comandante General de las Armas Libertadoras de los Indígenas, y además les relató que Anastasio Aquino, no había duda que estaba poseído del demonio, que tenía facciones de mal encarado y ojos de loco, y que era tan feo y malo como todos los indígenas de El Salvador.
La fuerza armada entró por quinta vez al territorio controlado por los indígenas revolucionarios, solo que esta vez entró mejor armada y con un mayor número de efectivos, alrededor de cinco mil hombres, la capacidad de fuego y la utilización de armamento moderno y sobre todo el conocimiento de los puntos débiles militares del ejército del comandante Anastasio Aquino, fueron puntos medulares en la derrota de la revolución frustrada de los indígenas.
Anastasio se defendió como un tigre, dio una gran batalla, le causó numerosas bajas a la fuerza armada del enemigo de clase social y de raza, pero la superioridad de las armas fueron igual que en la conquista de Cuscatlán el punto que determinó la derrota, el ejército indígena se replegó hacia el cerro el Tacuazín, lugar inhóspito y accidentado, las armas libertadoras indígenas lucharon estoicamente, no obstante, Aquino fue vencido y capturado a mediados de abril de 1833.
Aquino sufrió prisión en Santiago Nonualco, Zacatecoluca y San Vicente, las fuerzas armadas lo desplazaron por esas ciudades que antes fueron sus bastiones militares, con el objetivo psicológico de mostrar como terminaban los que pedían justicia en El Salvador, sus amigos y seguidores no podían visitarlo porque al hacerlo estaban firmando el acta de defunción, es decir, serían inmediatamente apresados y asesinados por la fuerza armada, a través de la historia podemos observar que esta institución militar solo ha servido para asesinar y masacrar a los cuscatlecos y, para defender los intereses económicos, políticos y sociales de la oligarquía, por tal razón, la fuerza armada debe de eliminarse, porque solo daño ha causado.
Anastasio decía: aquí me tienen enjaulado como a un tigre sin uñas; él no perdió la dignidad y la gallardía de Comandante General de las Armas Libertadoras de los Indígenas, después de haber sido exhibido prisionero, el comandante Aquino fue fusilado, lo llevaron caminando encadenado desde el centro de la ciudad de San Vicente hasta la Cuesta de los Monteros, para humillarlo, pero el caudillo iba con paso firme y con la frente en alto, los pobladores lo observaban con admiración por su valentía, con agradecimiento porque luchó por ellos, y con indignación porque las fuerzas del mal había triunfado.
Lo vendaron de los ojos, y el comandante Aquino en son desafiante y burlesco dijo: vamos a jugar gallina ciega.
Una lluvia de plomo disparada por la fuerza armada de El Salvador, asesinó al héroe nacional, murió con una sonrisa, como diciendo la lucha continúa, no me han matado, sobreviré y reencarnaré en todo aquel indio y mestizo que defienda los derechos e intereses de los oprimidos.
Un verdugo miembro de la fuerza armada alzó una hacha y le cortó la cabeza de un solo tajo, era tanto el miedo que le tenían a la presencia y prestancia del caudillo que era necesario "matarlo dos veces", para estar seguro que Anastasio no viviría y para que nadie se recordara de él ni de su gesta libertaria.
La oligarquía, el gobierno y la fuerza armada le tenían tanto miedo a Anastasio, que colocaron la cabeza del comandante Aquino en una olla con aceite y la pusieron a hervir, y según ellos para estar todavía más seguros que no escaparía pusieron la cabeza de caudillo en una jaula de hierro en exhibición sobre uno de los bordes de la Cuesta de los Monteros, para que sirviera de ejemplo a los indígenas y a los mestizos, de los que le podía hacer la fuerza armada a toda aquella persona que se revelara contra la injusticia y el autoritarismo de la oligarquía.
Después de "asesinar varias veces" al comandante Anastasio Aquino, la fuerza armada persiguió a la familia del caudillo para asesinarla, ésta logró huir y esconderse en las montañas de La Paz y San Vicente, en donde el caudillo combatió las fuerzas del mal, por tal razón es muy difícil en la actualidad encontrar en descendientes de Anastasio Aquino.
El odio y el desprecio de la oligarquía salvadoreña hacia el indio y al mestizo llegan hasta el siglo XXI, y mantienen todavía las estructuras autoritarias, de corrupción y de impunidad.

Redescubrimiento de la tumba de Anastasio Aquino

Oscar Martínez Peñate, escritor y politólogo salvadoreño, ha realizado una investigación fotográfica que tiene como respaldo la investigación que llevó a cabo el connotado historiador Julio Alberto Domingo Sosa, con su obra, Las Tribus Nonualcas y su caudillo Anastasio Aquino, y que ganó el Primer Premio en el segundo certamen regional de los Juegos Florales de Zacatecoluca, en 1962.
La obra fue publicada por el Ministerio de Educación en 1962, y se agotó en los primeros días de haber salido de imprenta, sin embargo, las autoridades educativas salvadoreñas desde entonces se han negado a su reimpresión, por ser una investigación seria que pone al descubierto las causas fundamentales del levantamiento indígena liderado por el caudillo Anastasio Aquino, y que por cierto, dichas causas todavía prevalecen. Sin embargo, la obra fue publicada por la Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA), en Costa Rica, en 1984.
Después de haber estado la obra de Julio Alberto Domínguez Sosa, "sepultada" por casi cuarenta y cinco años, la Universidad Francisco Gavidia haciendo honor a una de las tres funciones principales de la universidad, publicará esa investigación científica, como un aporte a la promoción de la investigación de las raíces históricas salvadoreñas y al conocimiento de uno de los hechos indígenas que forman parte de la identidad nacional salvadoreña.
Martínez Peñate es el director de la UFG-Editores de la Universidad Francisco Gavidia, asimismo, el editor de la publicación de dicha obra, quien además de "desterrar" la obra que ha estado "soterrada" por cuatro décadas, también Martínez Peñate realizó un hecho histórico trascendental, al redescubrir la sepultura donde se encuentra el cuerpo decapitado de Anastasio Aquino, en el Cementerio General de la ciudad de San Vicente.
El cuerpo de Anastasio Aquino lo fueron a enterrar el mismo día de su fusilamiento al cementerio de forma anónima, para que nadie le rindiera tributo y se recordara de él ni de su gesta libertaria. No obstante, un pequeño grupo de vicentinos dirigidos por el Lic. Alberto Orellana R. y el Dr. Raymundo A. Rodríguez B, que ocupaban el cargo de presidente y secretario respectivamente del Patronato Cultural Vicentino, ubicaron la sepultura, develaron una placa y un pequeño monolito, el 21 de julio de 1984, que durante siglo y medio se mantuvo alejado del conocimiento público el lugar del descanso postrero del protagonista principal de los hechos de 1833.
El Salvador, lamentablemente en esa fecha se encontraba en pleno conflicto armado, y el frente de guerra de la zona paracentral del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), lo denominaron Frente Paracentral "Anastasio Aquino", así es que el monolito y la placa fueron destruidas a los pocos días de su colocación, y volvió la sepultura del caudillo a estar en el anonimato.
Oscar Martínez Peñate, redescubrió la tumba de Anastasio Aquino, el 19 de mayo de 2006, después de haber pasado ciento setenta y tres años en el anonimato, sin embargo, había funcionarios de CONCULTURA que sabían de la existencia y de la ubicación precisa de la tumba, pero lo guardaban en secreto, para que los amantes de la justicia y admiradores del caudillo no le rindieran tributo.
Martínez Peñate, encontró la tumba, se encontraba en el absoluto abandono, si alguna vez fue pintada, no se sabe, por los años de estar en el anonimato, pero parecía que nunca había sido cubierta con pintura, solo era una plancha sucia de cemento, rodeada de maleza, sin ninguna placa o inscripción.
Martínez Peñate, la sepultura la hizo limpiar de la tierra que tenía encima la plancha de cemento y desyerbar la maleza que tenía alrededor, asimismo la pintó y se escribió el nombre: Anastasio Aquino: caudillo de las tribus nonualcas, y la fecha de nacimiento y muerte del Comandante General de las Armas Libertadoras de los Indígenas.
Peñate, informó del redescubrimiento a las autoridades de la alcaldía de la ciudad de San Vicente, el 22 de mayo del corriente.
Rigoberto Saravia Mejía alcalde municipal de San Vicente y Betty Elisa Pérez coordinadora del Consejo Coordinador Nacional Indígena Salvadoreño (CCNIS), para destacar y festejar el hallazgo invitaron a representaciones indígenas, dirigentes obreros y campesinos, estudiantes y personalidades para el día 23 de julio, enfrente de la Iglesia Nuestra Señora del Pilar, a las actividades siguientes:
- Ceremonia en conmemoración de la Muerte de Anastasio Aquino, celebrada por los guías espirituales indígenas provenientes de Cacaopera, Santiago Texacuancos, Izalco y de Texistepeque.
- Oscar Martínez Peñate, presentó del libro Anastasio Aquino: caudillo de las tribus nonualcas.
- Revelación del busto de Anastasio Aquino en la plaza de la Iglesia del Pilar.
- Presentación de la correspondencia en calidad de iniciativa de ley hacia la Asamblea Legislativa, en la cual se solicita nominar el 24 de julio día nacional de los pueblos indígenas de El Salvador.
- Carlos Cortéz Hernández, diputado por el departamento de San Vicente, hizo una exaltación de Anastasio Aquino.
- Oscar Martínez Peñate, guió la caminata hacia el Cementerio General de San Vicente a visitar la tumba y rendirle tributo a Anastasio y a la rebelión indígena.
Cuando los cientos de personas llegaron al cementerio y vieron la tumba del héroe nacional, muchos lloraron de alegría de que por fin encontraron el lugar donde está sepultado uno de los mejores hombres de El Salvador.
En el cielo del medio día se forjó un gran arcoiris alrededor del sol, una paloma blanca sobre voló a los asistentes, un sacerdote maya hizo un ritual religioso, de repente la emoción lo embargó y las lágrimas le brotaron como ríos, algunos presentes resollaban, al fondo la música de caracoles y tambores indígenas, como queriendo hablar y decir, Comandante General de las Armas Libertadoras de los Indígenas, presente, la lucha ahora nosotros la continuamos.

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