martes, 28 de abril de 2020

28 abril 1964 Invasión Norteamericana a República Dominicana


República Dominicana. A 54 años de la invasión yanqui a Santo Domingo: recordar el ejemplo revolucionario del coronel Caamaño Deñó, Juan Bosch y tod@s l@s patriotas resistentes


Resumen Latinoamericano, 28 abril 2019.-
Resumen Latinoamericano se asocia al sentimiento antiimperialista de quienes en la República Dominicana están recordando ese Abril doloroso y heroico, cuando miles y miles, resistieron la invasión yanqui. Y también el liderazgo de ese revolucionario surgido de las filas del pueblo, el coronel Caamaño Deñó, quien no solo condujo la resistencia sino que tiempo después intentó seguir la lucha en forma de guerrilla y fue asesinado.
Con esta nota de Matías Bosch, hijo del líder progresista dominicano Juan Bosch y un perfil de Caamaño Deñó, recordamos esa gesta de rebeldía y antiimperialismo.

6:53 de la tarde, hora de invadir República Dominicana

Por Matias Bosch
El 24 de abril de 1965 se desataba en Santo Domingo, la capital de la República Dominicana, una insurrección militar y popular que exigía el retorno del gobierno legítimo de Juan Bosch, el Congreso legal  y la constitucionalidad democrática, emanada del proceso limpio de 1962 y 1963. Todo aquello había sido derogado y derrocado por el golpe de Estado de 1963.
Pero aquel glorioso 24 de abril, menos de dos años después, en este país pequeño, víctima de siglos de vejámenes y opresiones, un ejemplo inédito se abría paso en calles y cuarteles. Eran los frutos del movimiento «Enriquillo», de las conspiraciones constitucionalistas del entonces teniente coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, junto al liderazgo de Juan Bosch quien, desde el asilo otorgado por Luis Muñoz Marín en Puerto Rico, inspiraba moral y políticamente la unión de fuerzas militares y civiles, en un sueño de David contra Goliat.
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JUAN BOSCH, PATRIOTA DOMINICANO
El 27 de abril de 1965 ya no quedaba nada del gobierno golpista («Triunvirato») ni había en el horizonte quien pudiera detener la victoria popular, impulsada por aquello que Ernesto «Che» Guevara llamaba el factor «X». La «junta militar» estaba en el suelo y con notorios conflictos entre los jefes contrarrevolucionarios. En ausencia de los líderes iniciales de la rebelión, los combatientes se aglutinaban en torno a Francisco Alberto Caamaño, quien poco tiempo atrás era conocido como un joven comandante de las fuerzas represivas de la policía y ahora se erguía como jefe de la lucha más hermosa en un siglo de Historia nacional. Pero aún faltaba por entrar en juego un elemento, sin duda desequilibrante, al que echaron mano los militares «gorilas» y los políticos traidores.
La embajada de Estados Unidos en Santo Domingo y la CIA habían estado dando todo el apoyo que podían a los golpistas de 1963 en esta lucha en la que vencía el Pueblo dominicano. El presidente Johnson y su staff supervisaban directamente el curso de los acontecimientos, aunque al principio les fuera difícil prestar la debida atención por estar involucrados de lleno de los asuntos de la invasión a Vietnam. Ese comportamiento fue variando con las noticias que llegaban desde Santo Domingo, anunciando la supuesta infiltración y creciente liderazgo del «castro-comunismo» en la rebelión que miraban, pero no aceptaban, ni podían ni querían comprender.
El 28 de abril de 1965, a las 6:53 pm, la jefatura de la avanzada naval que EE.UU. tenía frente a las costas dominicanas recibió la orden de iniciar el despliegue de los primeros 500 hombres. El presidente Johnson habló en cadena nacional para explicar que se trataba de una solicitud de la «junta militar dominicana» para proteger la vida de ciudadanos estadounidenses en el país caribeño. Menos de dos semanas después ya habían desembarcado en suelo dominicano 23 mil hombres de los Estados Unidos liderando una «Fuerza Interamericana de Paz» creada por la OEA con la participación de los gobiernos dictatoriales de Honduras, El Salvador, Nicaragua, Brasil y Paraguay, además de Costa Rica que «aportó» 21 hombres. Tan sólo Chile, Ecuador, México, Perú y Uruguay se opusieron a aquel burdo teatro, más la abstención de Venezuela.
Con el alegato de asegurar la «paz» e impedir una expansión del comunismo, Estados Unidos, líder de la democracia y el «mundo libre», ponía la bota militar encima de un país pequeño donde los ciudadanos y los mejores oficiales de las Fuerzas Armadas y la Policía se habían levantado precisamente para defender la democracia, el gobierno electo y la Constitución legítima. Durante cuatro meses las fuerzas rebeldes dominicanas resistieron heroicamente la embestida de la potencia militar más grande de la Tierra y, además, del genocida «Gobierno de Reconstrucción Nacional» creado por los invasores, y encabezado por el golpista y traidor Antonio Imbert Barrera.
Que no se nos olvide esa fecha ni esa hora: 28 de abril de 1965, 6:53 de la tarde.
Esa es la hora en que militares y políticos, usando todo tipo de justificaciones, se pusieron de rodillas al servicio de la potencia más grande de la Tierra, entregándoles República Dominicana para que, en nombre de impedir “otra Cuba en el continente” (y hoy dicen “otra Venezuela”), hacer de este país la Cuba que tenía como traspatio Estados Unidos antes de 1959.
Ese es el día y la hora en que, en el acto más heroico y democrático de este país desde 1865 a la fecha, pueblo y soldados convirtieron una pequeña porción de la zona norte, la Ciudad Colonial y Ciudad Nueva, en el territorio libre ante la bota invasora y la traición de vendepatrias.
Esa es la fecha en que se empezó a imponerse la postdictadura, la tiranía legalizada de Joaquín Balaguer, los fraudes electorales, los gobiernos entreguistas, la masacre de 1984 y las políticas del FMI, la corrupción galopante, la impunidad, los negociados y los negociantes de la política, los salarios de hambre, la salud y la educación de miserias, el analfabetismo, la desnacionalización masiva de dominicanos, la violación a derechos fundamentales, los niños obligados a trabajar y hasta a prostituirse, los contratos onerosos con transnacionales y las privatizaciones espurias. Ese día, a esa hora, se le confiscó el poder soberano al pueblo y se impuso el país que hay que desmontar y refundar, para hacer de República Dominicana una patria de seres humanos libres e iguales.
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LA RESISTENCIA TUVO UN NOMBRE ESCRITO CON LETRAS DE SANGRE: EL CORONEL FRANCISCO CAAMAÑO DEÑÓ

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Francisco Caamaño Deñó (1932-1973) fue el militar revolucionario, que enfrentó a los norteamericanos durante la invasión a la isla, murió asesinado intentando retornar a su patria para retomar la lucha por la liberación.
Caamaño nació el 11 de junio de 1932 en Santo Domingo. Hijo del teniente general Fausto Caamaño Medina, quien llegó a ser Secretario de Guerra y Marina durante la tiranía de Trujillo. Inició su carrera militar en la Marina de Guerra y luego continuó en el Ejercito Nacional y la Fuerza Aérea. Se desempeñó también en la Policía Nacional, ascendiendo hasta el rango de Coronel. Efectuó cursos de entrenamiento en Estados Unidos en 1954, en Panamá y en su país, entre 1954 y 1960. Fue trasladado a la Policía Nacional con rango de mayor en 1960, siendo designado jefe de adiestramiento y comandante de efectivos contra motines en 1962.
Al estallar el levantamiento del 24 de abril de 1965, ocupó una posición de importancia y tres días después era el líder indiscutible de la Guerra de Abril. El 3 de mayo, fue designado por el Congreso, Presidente de la República. Dirigió el enfrentamiento del pueblo cuando la invasión estadounidense.
En 1966 sale del país como agregado militar en Londres, Inglaterra, desde donde conspira. Es asesinado tras regresar al país a retomar la lucha por la liberación el 16 de febrero de 1973. Caamaño dirigía un pequeño grupo guerrillero que fue exterminado por las fuerzas represoras.
Síntesis de su actuación
En 1964 se unió al grupo conspirativo que dirigió el coronel Fernández Domínguez, que tenía como objetivo el derrocamiento del régimen de Reid Cabral y el retorno al orden constitucional desaparecido en septiembre de 1963, cuando fue derribado el gobierno de Juan Bosch.
El coronel Francisco Caamaño Deñó, funde en un solo cuerpo combativo a soldados y pueblo, repartiendo las armas del arsenal militar entre los trabajadores de los barrios pobres de la capital.
En pocos días controlan el Palacio de Gobierno y el 3 de mayo es electo presidente por el Congreso Nacional, iniciando un período inédito de protagonismo político de los sectores populares en alianza con los militares patriotas de la República.
El gobierno de los Estados Unidos, con el apoyo de la OEA, invade con cuarenta mil marines en la isla. Bloquea la capital y masacra indiscriminadamente a hombres, mujeres y niños, para «restaurar la democracia» en la nación caribeña.
El conflicto político y militar culminó el 3 de septiembre de [1965]], con la firma del Acta de Reconciliación. Dirá Caamaño: «A pesar de la frustración momentánea que en esos trágicos días sufriera la Revolución, el Gobierno Constitucional decidió defender sus derechos. Naturalmente, ante la violencia y la fuerza del poderío norteamericano, representado por más de 40 000 soldados, ya no era posible el triunfo armado del movimiento democrático dominicano. Tuvimos que negociar con los invasores a fin de conservar parte del tesoro de democracia que habíamos comenzado a crear.» En 1966 aceptó salir del país como agregado militar en Londres, Inglaterra.
Caamaño comprendió el papel histórico que le correspondía e inicia su capacitación política. Estudia el materialismo dialéctico y emprende la tarea de continuar la lucha por la definitiva liberación del pueblo dominicano. Intenta crear desde el exterior un Frente Patriótico que aglutinara a todos los sectores y fuerzas políticas presentes en la jornada de Abril. Fue en vano su esfuerzo debido a las divisiones entre partidos y líderes.
Desde Londres preparó meticulosamente su viaje clandestino a Cuba. Allí permaneció durante varios años y se preparó para luchar por una auténtica revolución socialista, convencido de que era posible desencadenar otro proceso de cambio en su patria.
El 3 de febrero de 1973 desembarca en Playa Caracoles con un grupo de nueve hombres; pero es capturado vivo y luego asesinado por orden de Balaguer.
Síntesis de su pensamiento
• Patriota y antiimperialista y defensor de la unión de Latinoamérica y el Caribe. Mientras avanza su acción revolucionaria adopta las banderas del socialismo.

• Vio un ejemplo en la Revolución Cubana y estudió el materialismo dialéctico para aplicarlo a la necesidad de su pueblo.
• Creyó en la necesidad de integración de ejército y pueblo armado para la defensa de la nación.
• Defendió la necesidad de unión entre los partidos de izquierda en un frente común y aglutinador de fuerzas, bregó por un Frente Patriótico.
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Citas importantes
Sobre la intervención yanqui en Dominicana
“Desde México hasta Argentina la democracia es el sueño de millones de hombres que quieren convertir en realidad. Sueño de paz creadora, de paz y libertad decorosa. Pero ese bello sueño es turbado, hasta convertirse en pesadilla, por la codicia y la explotación de minorías ajenas al noble ideal de la convivencia humana.”
“Se vislumbraba ya la victoria de las armas democráticas, y cuando estábamos a punto de lograrla plenamente, Estados Unidos de América se interpone, invadiéndonos para salvaguardar los peores intereses y las más ruines ambiciones. Fue entonces cuando tuvimos que ceder en algunos de nuestros objetivos, porque no podíamos vencer con las armas. Pero a pesar de toda la fuerza y de toda la violencia del poderío militar norteamericano, no cedimos por temor o por miedo a ser vencidos. Testigo es el mundo de la lucha que libramos, del coraje y la valentía de ese pueblo en el terreno del honor y en el campo de batalla.”
Sobre el gobierno popular
“Pero nuestra victoria no será para el gozoso disfrute de sus laureles y de sus palmas, sino para reemprender otra lucha más fuerte y más llena de agonías: la lucha por la reestructuración de la República; de una República de hermanos y de trabajadores en que imperen la justicia social y el espíritu cristiano”.
Sobre la conciencia popular
“… lo que más profundamente caló en mi vida y dejó su sello para siempre, es el haber llegado a ser un hijo más de nuestra Patria y el enorme privilegio de aborrecer a la clase a que pertenecí y que lo explotaba, para abrazarme a las masas y ser un hombre más de nuestro pueblos”.
Sobre los enemigos del pueblo y la Revolución
“Los enemigos del pueblo, aquellos que por encima de los intereses de la Patria colocan sus propios intereses en un vano empeño por mantenerse en el poder, hacían correr, como ríos, la sangre generosa. Pero sobre nuestros muertos, nos levantamos siempre con mayor fuerza. La Revolución avanzaba triunfante. América entera miraba con admiración hacia esta tierra, esperando ansiosa nuestro triunfo, porque en él veía una victoria de la democracia sobre las minorías opresoras que azotan, como plagas, todo el Continente Americano.”
Trascendencia histórica
Caamaño enseñó que la lucha consecuente contra el imperialismo conduce necesariamente hacia la adopción de las ideas socialistas, siendo insoslayable, para alcanzar el objetivo, la unidad del pueblo y de las Fuerzas Armadas. Desgraciadamente la desunión de las fuerzas populares dominicanas malogró su empeño. El ejemplo de Caamaño al resistir la invasión estadounidense ha quedado grabado en la conciencia de los pueblos como gesto heroico de patriotismo y entrega.


IMÁGENES DE LA INVASIÓN Y LA RESISTENCIA DE TODO UN PUEBLO

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