Francisco José Rodríguez del Toro e Ibarra, IV Marqués del Toro. General y Prócer de la Independencia.
Prócer de la Independencia. Primer General de los Ejércitos Patriotas y signatario del Acta de la Independencia.
Tildado por Bolivar carinosamente de "El Marques" en sus cartas a los Rodriguez de Toro e Ibarra.
General de división del Ejército republicano y firmante del Acta de la Independencia. Cuarto marqués del Toro.
Hijo del teniente coronel Sebastián Rodríguez del Toro y Ascanio, tercer marqués del Toro, y de Brígida Ibarra e Ibarra. El 8 de diciembre de 1789 contrajo matrimonio con María del Socorro Berroterán y Gedler.
En 1790 es coronel del batallón de Milicias Disciplinadas de los valles de Aragua y cruzado caballero de la orden de Carlos III. En 1806, con su batallón, participó en el despliegue militar que hizo el capitán general Manuel Guevara Vasconcelos ante los intentos de invasión llevados a cabo por el general Francisco de Miranda.
En 1808 tomó parte en la llamada Conspiración de los Mantuanos, y por esta razón se le decretó arresto en su propia casa el 27 de noviembre de ese año; fue indultado en febrero de 1809. Ese mismo año recibió correspondencia enviada desde Londres por Miranda, incitándole a promover en Caracas la formación de una junta de gobierno, carta que el marqués entregó a las autoridades realistas.
En 1810, desde los valles de Aragua, junto con su hermano Fernando promovieron y apoyaron con su prestigio y con las funciones militares que ejercían al movimiento que estalló en Caracas el 19 de abril de ese año. El 10 de mayo recibió el despacho de brigadier graduado, cuando fue nombrado comandante general del ejército de occidente, organizado para actuar contra los realistas de Coro (noviembre-diciembre).
En 1811 formó parte del Congreso como diputado por El Tocuyo; fue uno de los firmantes del Acta de la Independencia y de la Constitución Federal. Bajo las órdenes del general Francisco de Miranda y en calidad de segundo comandante del Ejército, actuó en las operaciones destinadas a la reducción de los disidentes de Valencia (julio-agosto 1811). El 17 de agosto de 1811 fue ascendido a mariscal de campo.
En 1812, también bajo las órdenes de Miranda, operó en la campaña contra la ofensiva del capitán de fragata Domingo de Monteverde. Luego de la pérdida de la Primera República (julio 1812) partió para el exterior y estuvo refugiado en la isla de Trinidad donde llevó una vida moderada cuidando de su hermano Fernando, inválido de guerra por la herida que recibió en el asalto a Valencia en 1811. Los 2 hermanos volvieron a Caracas después de la batalla de Carabobo, en 1821. Francisco Rodríguez del Toro y Simón Bolívar mantuvieron una correspondencia continua mientras el segundo combatía en el Ecuador y el Perú. Por una carta del Libertador fechada el 4 de septiembre de 1822 sabemos que su amigo se hallaba en Caracas «...con salud de atleta y alegría de filósofo...» En diciembre de ese año, falleció en esta ciudad su hermano Fernando. En agosto de 1823 fue nombrado por el Gobierno de Bogotá intendente de Venezuela, cargo en el cual tuvo que defenderse de ataques anónimos por la prensa, inspirados por el grupo liberal de Antonio Leocadio Guzmán, José Núñez de Cáceres y Tomás Lander, así como de los que le dirigía Rafael Diego Mérida. En mayo de 1824, renunció y fue sustituido por el general Juan de Escalona, nombrado intendente en propiedad.
El marqués, a quien muchos seguían llamando así por aprecio y respeto, aunque los títulos nobiliarios habían sido abolidos, se fue a residir a su hacienda Mucundo, en los valles de Aragua. A mediados de 1825 obtuvo en arrendamiento la quinta de Anauco, que había pertenecido antes de la Independencia a Juan Javier Mijares de Solórzano, situada en el sitio de San Bernardino, en los aledaños de Caracas, e hizo de ella su residencia. Cuando Bolívar estuvo en Caracas de enero a julio de 1827, se alojó varias veces en esa mansión campestre; allí se le dio el 14 de enero al Libertador un gran baile en su honor, y en esa residencia pasó los últimos días y la última noche en Caracas, antes de salir por La Guaira el 5 de julio de 1827. En diciembre de ese año, Rodríguez del Toro adquirió la quinta por 3.250 pesos de quien era entonces su dueño, el norteamericano Samuel D. Forsyth. Después de restaurar la casa y de mandar adornar algunas piezas con pinturas murales, en especial el llamado Pabellón de la Marquesa, Rodríguez del Toro pasó las últimas décadas de su larga vida en la quinta. El domingo 8 de noviembre de 1840, el dueño de la quinta de Anauco y el general José Antonio Páez, entonces presidente de la República, dieron allí un banquete de carácter político, para homenajear a la joven oficialidad de las milicias y a antiguos veteranos de la Independencia como los generales Rafael Urdaneta y Mariano Montilla. El 28 de mayo de 1842 murió su esposa, sin que hubiera descendencia del matrimonio. En 1850 solicitó del Gobierno una pensión de inválido, que le fue concedida. Murió el año siguiente en su residencia, y su cadáver fue velado en Caracas, en la casa de su hermana, Gertrudis Rodríguez del Toro de León. El 9 de mayo de 1851 sus restos fueron sepultados en la iglesia de la Santísima Trinidad, hoy Panteón Nacional.
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