lunes, 17 de agosto de 2020

1 agosto 2018 Marcha Campesina Admirable Llegada a Caracas. Venezuela

ACTUALIZADO 26 AGOSTO 2020


La Marcha Campesina Admirable

El 1 de agosto de 2018, luego de recorrer más de 400 km a pie, un grupo de campesinas y campesinos llegó a Caracas para plantear propuestas al Gobierno Nacional en materia agrícola y exigir soluciones a los problemas del campo. A continuación damos cuenta de esta épica, conocida como la Marcha Campesina Admirable: 
Cuando dijeron “¡basta!” y plantearon marchar hasta Caracas, algunos ignoraron la noticia. Otros, incrédulos, pensaron: “¿Desde Portuguesa? Puf, esos no pasarán ni mil metros…“

Pero lo hicieron. Caminaron desde el distribuidor de la autopista en Guanare, capital del estado Portuguesa, hasta Caracas. Fueron más de 400 km, atravesando 5 estados del país en 20 días, mientras se hacían conocer como la Marcha Campesina Admirable.
Sus objetivos: visibilizar la lucha que se da en el campo y dirigirse al presidente Nicolás Maduro para exponer, sin intermediarios, la situación del pueblo campesino. La fecha de salida fue el 12 julio del 2018, exactamente dos meses después del asesinato, por sicarios, de los productores Jesús León y Guillermo Toledo en el Hato Palo Quemao, latifundio en el estado Barinas.

En el caminar se fue levantando de a poco la esperanza, no sólo de los mismos que salieron de su sembradío hacía Miraflores, sino de mujeres y hombres que se fueron sumando en cada ciudad o pueblo por el cual pasaba la marcha.


Así atravesaron desde Acarigua a San Carlos, de Valencia a Maracay. Hasta que el día 1 de agosto, organizados en columnas y bajo el grito “tiembla la tierra. Rugen los pasos. Cuando el campesino sale de su campo”, entraron por la bajada de Tazón a Caracas. Con el paso del tiempo, mientras se acercaban a Miraflores, venían rumores de que el presidente Maduro no los iba a atender bajo la excusa de que “la marcha estaba infiltrada”, “que una de las organizadoras firmó contra ChávezChávez”, “que la movilización es instrumentalizada por la derecha”, entre otras historias de esas que inventan los enemigos de clase.

Pero ni el sol, ni la lluvia, ni el cansancio habían detenido a la Marcha. Así que siguieron hasta que, al llegar a la Avenida Urdaneta, en la esquina Veroes, un piquete de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) impidió su paso.

Allí muchos con los pies ampollados se sentaron, otras se acostaron. Quienes acompañaban la marcha, individualidades y organizaciones sociales de Caracas estaban consternados, pero los campesinos y campesinas esperaron pacientemente una respuesta sobre la reunión con el presidente de la República.

El día siguiente la respuesta llegó al Liceo Fermín Toro, en donde habían sido alojados. El resultado fue una emotiva reunión, transmitida en cadena nacional, entre la Marcha Campesina Admirable y Nicolás Maduro. En este encuentro, las campesinas y campesinos hicieron varias propuestas:


El presidente Nicolás Maduro instruyó organizar mesas de trabajo y encargó al presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello, y a la Vicepresidenta Ejecutiva, Delcy Rodríguez, de esta tarea. Horas después del encuentro, el latifundio envió un mensaje claro: en el predio La Escondida, del estado Barinas, sicarios asesinaron a Reyes Parra, Pedro Vielma y Ramón Rosario, quienes habían participado al principio en la marcha
A pesar de la terrible noticia, las intenciones de estos hombres y mujeres del campo no se frenaron. El día siguiente, rindiendo honores a sus mártires, instalaron 4 mesas de trabajo junto a la vicepresidencia ejecutiva bajo las líneas de tierra, judicialización, producción y sicariato. Una quinta, no menos importante, se postergaba: la realización de un Congreso Campesino.


Algunos regresaron a sus tierras y otra parte se quedó en el Liceo Fermín Toro, en donde semanas después de reuniones y encuentros con delegados de la vicepresidencia y del Ministerio de Agricultura y Tierras, con poco avance en las mesas, los campesinos y las campesinas decidieron hacer una huelga de hambre. La acción duró pocas horas con el compromiso político de parte de representantes de la Revolución Bolivariana de darle celeridad a las demandas.

Se constituyó en este momento la Plataforma de Lucha Campesina y un grupo permaneció en el Núcleo de Desarrollo Endógeno Fabricio Ojeda, en pleno corazón de Catia, para seguir buscando respuestas de las instituciones. Tuvieron 8 meses de mareos institucionales, hasta que ya con 12 campesinos asesinados y más de 20 presos por luchar en contra del latifundio, decidieron tomar la sede del Instituto Nacional de Tierras en Caracas (INTi) y declararse en vigilia permanente.

Se movilizaron de todo el país y una vez dentro del INTi instalaron hamacas e hicieron asambleas junto a movimientos sociales de Caracas durante dos meses, lo que terminó con la nueva promesa de las autoridades del sector de acelerar la resolución de la titularidad de tierras reclamados.


Al finalizar la toma del INTi, con el fin de llamar la atención sobre las promesas incumplidas y para conmemorar el año de su entrada a Caracas, los campesinos y campesinas organizaron una marcha desde Plaza Morelos hasta la sede de la Asamblea Nacional Constituyente. A la altura de la Fiscalía General de la república en la Av Universidad fueron detenidos por un piquete de la PNB que luego de forcejeo dejaron pasar la marcha hasta el Capitolio. Allí fueron recibidos por una comisión de la Constituyente a quienes le entregaron una copia con los casos no resueltos y les pidieron acelerar el proceso de entrega de tierras.
Así la Marcha Campesina decidió no parar, sino seguir caminando, pero esta vez desde cada predio, hato, finca y conuco; organizándose para enfrentar a la vieja oligarquía y al nuevo sector terrateniente, que se viste de militar, paramilitar, juez, burgués y de muchas otras maneras, pero que termina siendo la misma clase a la cual Ezequiel Zamora sentenció a temblar. Hoy, dos años después de esa épica marcha, el pueblo campesino resiste con la misma determinación al bloqueo imperialista y a las agresiones del latifundio.

En uno de los últimos balances, Arbonio Ortega, uno de los voceros de la Marcha, dijo que la única mesa en la que se cumplió un 38% de lo acordado fue la de tierras. A esta cifra, con el pasar de los días, se le debe descontar parte de ese porcentaje, ya que el INTi ha revocado algunos de los títulos previamente entregados a organizaciones campesinas.

Es evidente que los enemigos internos y externos del sector campesino son muy fuertes, pero el compromiso de los hombres y mujeres del campo con la Revolución Bolivariana es superior.

Es que como dijo otro de los voceros de la Marcha, Jesús Osorio, durante el encuentro con el presidente Maduro: “nos pueden quitar un pedazo de tierra, pero no las esperanzas de tener una Venezuela libre. ¡Eso nunca!”












 

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