lunes, 10 de agosto de 2020

28 julio 1821 Declaración de la Independencia de Perú. Perú

 

El territorio peruano fue una de las tierras mas codiciadas por los invasores españoles, motivado por sus inmensas riquezas minerales, donde el hermoso oro de la región era demandado por la corona española y por los saqueadores que invadieron el territorio indígena. Existen algunos antecedentes de carácter local que marcaron la historia preindependentista.               
En el territorio incaico luego de asentarse las fuerzas invasoras españolas, producto de la codicia por el oro que brotaba en esta región se dieron luchas internas entre los saqueadores por el control del preciado mineral. Así tenemos que en entre 1542-1544, Gonzalo Pizarro y Francisco de Carvajal con aspiraciones a rey del Perú se rebelaron contra la autoridad del primer virrey enviado para reprimir a los conquistadores que aspiraban a la independencia. Finalmente fueron derrotados.
Manco Inca
Luego la guerra de reconquista incaica liderada por Manco Inca en 1536, quien puso sitio al Cuzco y tomó la fortaleza de Sacsayhuaman, uno de sus lugartenientes, Titu Yupanqui, sitió a la recién fundada ciudad de Lima, en la costa. Los españoles resistieron tanto en Lima como en el Cuzco, con el apoyo de miles de indios auxiliares (cañaris, chachapoyas, huancas). Sin embargo, debido a la amenaza de la hambruna, Manco Inca se vio obligado a licenciar a sus fuerzas y se refugió en las selvas de Vilcabamba, con el propósito de renovar la rebelión. Durante algún tiempo se consagró a enviar a sus tropas a incursionar en los poblados fundados por los españoles, hasta que resultó asesinado hacia 1542, a manos de unos almagristas a los que había dado refugio. Sus sucesores, llamados incas de Vilcabamba, mantuvieron la resistencia en dicha zona hasta 1572, cuando el último de ellos, Túpac Amaru I, fue capturado y llevado al Cuzco, donde fue ejecutado.

En el siglo XVIII, estallaron en el territorio del Virreinato del Perú protestas y rebeliones:
  • 1724-1736. La rebelión de los indios de Azángaro, Carabaya, Cotabambas y Castrovirreyna, quienes dieron muerte a sus corregidores, como reacción frente al abuso que cometían estos funcionarios. La rebelión fue cruelmente reprimida, siendo los indios masacrados, ajusticiados sin juicio, y condenados de por vida a las mitas de Potosí y Huancavelica, así como a los obrajes y panaderías.
  • 1737. Rebelión de Andrés Ignacio Cacma Condori y José Orco Huaranca, curacas pertenecientes a las antiguas panacas incas del Cuzco. En la conjura se hallaban implicados otros 17 curacas. Al producirse hechos violentos en Azángaro, las autoridades virreinales actuaron con gran rapidez, deteniendo a 89 indios principales del Cuzco, mientras que columnas milicianas armadas por los mercaderes entraban en Azángaro, donde, tras cometer excesos de todo tipo, apresaron a 39 indios sindicados como cabecillas de la rebelión. Todos los implicados fueron condenados a diversas penas: prisiones, mitas forzadas y a ración en las minas, obrajes y panaderías.
  • 1739. La conspiración de Oruro (Alto Perú), bajo el mando de Juan Vélez de Córdova. Este personaje se proclamó descendiente de los reyes incas y exigió a través de un “Manifiesto de agravios” el fin de la dominación española, fundamentando esta exigencia en el hecho que los funcionarios españoles se dedicaban solo a expoliar a las poblaciones, cuando el fin primordial de la dominación española había sido la evangelización. Poco antes de su estallido, el movimiento fue delatado; Vélez y otros cabecillas fueron capturados y ajusticiados.
  • Juan Santos Atahualpa
    1742-1756. La rebelión de Juan Santos Atahualpa, caudillo mestizo que se proclamó descendiente de los Incas y tuvo el propósito expreso de restaurar el Imperio incaico y expulsar a los españoles. Al frente de las tribus selváticas, logró controlar un extenso territorio de la selva central del Virreinato del Perú, el llamado Gran Pajonal, llegando a amagar la sierra central. Si bien la rebelión no llegó a extenderse más allá de esos límites, tampoco pudo ser sometida por la autoridad virreinal. Juan Santos desapareció misteriosamente en 1756, desconociéndose la fecha y las circunstancias de su fallecimiento.
  • 1750. La revolución de Huarochirí. Encabezada por Francisco Inca y Pedro de los Santos, en protesta por los abusos y arbitrariedades de las autoridades virreinales. Los insurgentes tomaron la ciudad de Huarochirí, a cuyo corregidor ajusticiaron. Las fuerzas virreinales, al mando del Marqués de Monterrico, cercaron Huarochirí, donde los rebeldes resistieron con heroísmo, hasta ser derrotados. Los líderes de la revuelta fueron apresados; algunos fueron asesinados y otros llevados a Lima, donde fueron ajusticiados.
  • 1770. Movimiento de Sica Sica (Alto Perú). Los indios de dicha localidad dieron muerte al teniente del corregidor y atacaron con suma violencia el corregidor. La represión dejó como saldo cientos de indígenas masacrados.
  • 1774. Rebelión de Chumbivilcas. Se originó cuando el corregidor de esta localidad apresó al curaca local por encabezar la protesta general contra los repartimientos de mercaderías. Los indios reaccionaron violentamente y dieron muerte al corregidor. El alzamiento fue aplastado con un saldo elevado de vidas.
  • 1776. Rebelión de los indios de Urubamba, que lograron expulsar a las autoridades coloniales. Estas regresaron con refuerzos militares y reprimieron a los rebeldes con extrema ferocidad.
  • Tomas Katari
    1780-1781. La rebelión de los hermanos Catari en el Alto Perú. Ellos eran Tomás, Nicolás y Dámaso Catari. Actuaron en relación con la revolución de Túpac Amaru II. Tomás Catari fue capturado por los españoles y despeñado el 15 de enero de 1781. Sus hermanos acabaron siendo sucesivamente delatados y apresados. Dámaso Catari fue ejecutado el 27 de abril y Nicolás Catari el 7 de mayo del mismo año.

  • Tupac Amaru II

    1780-1781. La rebelión de José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, sin duda, la más importante de este periodo, que estalló en Tinta el 4 de noviembre de 1780.
  • El movimiento de Huarochirí (1782), encabezado por Felipe Velasco Túpac Inca Yupanqui, con apoyo del indio Ciriaco Flores y en conexión con Diego Cristóbal Túpac Amaru. Movilizó a seis pueblos de la provincia de Huarochirí. El virrey envió contra ellos al corregidor de Huarochirí, al gobernador de Yauyos y a un destacamento de Lima. Los agitadores fueron sorprendidos y tomados prisioneros. Sometido a proceso, Felipe Velasco Túpac Inca Yupanqui fue ejecutado en Lima, el 7 de julio de 1783.
  • José Gabriel Aguilar 
    La conspiración del Cuzco de José Gabriel Aguilar y Manuel Ubalde
    (1805). El primero era un minero huanuqueño y el segundo un abogado arequipeño, que se conocieron en Lima y se hicieron amigos. Luego coincidieron en el Cuzco, donde, con el apoyo de diversas personalidades, tramaron un plan para independizar al Perú y restaurar el Incanato. Delatados antes de producirse el alzamiento, fueron apresados y ajusticiados, el 5 de diciembre de 1805. 




1811/1815

Insurrección de Tacna (1811) liderada por Francisco Antonio de Zela,  Los patriotas peruanos, conocedores del avance de los ejércitos argentinos en el Alto Perú (actual Bolivia), organizaron en Tacna un movimiento libertario contra el virrey José Fernando de Abascal y Sousa. El 20 de junio de 1811 (día de la batalla de Guaqui, en donde las tropas realistas al mando del general José Manuel de Goyeneche vencieron a los independentistas rioplatenses), los patriotas, dirigidos por Francisco Antonio de Zela, asaltaron los dos cuarteles militares realistas de Tacna, proclamando a Zela comandante militar de la plaza, a Rabino Gabino Barrios como coronel de milicias de infantería y al curaca Toribio Ara como comandante de la división de caballería. El día 25 de junio se supo en Tacna de la derrota de los patriotas argentinos en Guaqui. Aprovechando el desconcierto provocado por la noticia, los realistas desmontaron el movimiento y tomaron preso a Francisco Antonio de Zela, a quien llevaron a Lima donde fue condenado a cadena perpetua en la cárcel de Chagres, Panamá, donde falleció en 1819, a los 50 años de edad.

Manuel Belgrano
Segunda revuelta de Tacna de 1813 
El general argentino Manuel Belgrano reorganizó las tropas argentinas derrotadas en la batalla de Guaqui. El 14 de septiembre de 1812, se enfrentó a las tropas comandadas por el general Pío Tristán, las venció y detuvo el avance del ejército realista sobre Tucumán. Más tarde, obtuvo otra victoria en la batalla de Salta, por lo que Pío Tristán, capituló el 20 de febrero de 1813, con lo cual el Ejército argentino volvió a emprender otra ofensiva y ocupó nuevamente el Alto Perú. El general español Joaquín de la Pezuela, que había reemplazado a Goyeneche en La Paz por disposición del virrey del Perú Abascal, reorganizó el Ejército Real del Perú y derrotó al argentino Manuel Belgrano en la batalla de Vilcapugio el 1 de octubre de 1813 y seguidamente en la batalla de Ayohúma, el 14 de noviembre de 1813. Bajo el liderazgo de Enrique Paillardelli, los patriotas tacneños, el 3 de octubre de 1813, se apoderaron de los cuarteles tacneños y apresaron al gobernador realista de la provincia. El 3 de noviembre de 1813,  Tacna fue retomada por los realistas.

Rebelión de Huánuco de 1812
Rebelión de Huánuco de 1812 
Liderada por Juan José Crespo y Castillo,  se dirigió contra el régimen colonial. Las tropas del virrey se organizaron en Cerro de Pasco y se dirigieron a Huánuco, donde se produjo la batalla de Ambo el 5 de marzo de 1812. El intendente de Tarma José González Prada reconquistó Ambo el 10 de marzo con un contingente colonial. Los rebeldes abandonaron Ambo y Huánuco; los realistas entraron a ambas ciudades el 19 de marzo de 1812. González Prada salió de la ciudad en persecución de los insurrectos, que contaban con 2.000 hombres. Los indígenas se dispersaron y los cabecillas fueron capturados por González Prada, entre ellos, a Juan José Crespo y Castillo, al curaca Norberto Haro y al alcalde pedáneo de Huamalíes, José Rodríguez, quienes fueron enjuiciados sumariamente y ejecutados con la pena del garrote. A otros sublevados se les desterró y muchos fueron puestos en prisión.

Mateo Pumacahua
Rebelión del Cuzco de 1814
 abarcó el sur del virreinato del Perú. La rebelión de 1814 se inició con la confrontación política entre el Cabildo Constitucional y la Real Audiencia del Cuzco: el primero era percibido como pro americano y el segundo como pro peninsular. A raíz de este enfrentamiento, fueron encarcelados los hermanos Angulo a fines de 1813. Para agosto de 1814, los hermanos Angulo y otros criollos escaparon y tomaron el control de la ciudad del Cuzco. En esos momentos, ya se habían aliado con el brigadier y cacique de Chincheros Mateo Pumacahua. Este último personaje fue uno de los grandes defensores de la monarquía española durante la rebelión de Túpac Amaru II y comandante de los indígenas realistas en la batalla de Guaqui; sin embargo, había cambiado su postura beligerante movido por imposición del virrey Abascal de no garantizar el cumplimiento de la Constitución de Cádiz de 1812 en el virreinato del Perú.

Juan Manuel Pinelo
Expedición al Alto Perú 
La primera de ellas fue enviada al Alto Perú, al mando del arequipeño Juan Manuel Pinelo y del cura argentino Ildefonso Muñecas. Estas fuerzas rodearon La Paz con 500 fusileros y 20.000 indios armados con piedras y hondas, el 14 de septiembre de 1814. El 24 del mismo mes, tomaron la ciudad. Los realistas fueron confinados en sus cuarteles, pero estos aprovecharon la situación para hacer volar el polvorín; enfurecidos, los insurgentes paceños les dieron muerte. Para reconquistar La Paz, marchó desde Oruro un regimiento realista de milicianos cuzqueños, con 1.500 fusileros al mando del general español Juan Ramírez Orozco. Se enfrentaron en las afueras de La Paz, el 1 de noviembre de 1814, y los insurgentes resultaron derrotados. Pinelo y Muñecas ordenaron replegarse y una parte de la tropa quedó dispersa en la región en forma de guerrillas.

Expedición a Huamanga La segunda sección patriota marchó a Huamanga, bajo el mando del argentino Manuel Hurtado de Mendoza, que tenía por lugartenientes al clérigo José Gabriel Béjar y a Mariano Angulo y llegaron a la plaza de la ciudad el 20 de septiembre. Días antes se desarrolló en esa ciudad el levantamiento de cientos de mujeres campesinas el cuartel de Santa Catalina (actual Centro Artesanal Soshaku Nagase) lideradas por Ventura Ccalamaqui, en apoyo a la causa. Hurtado de Mendoza ordenó marchar a Huancayo, ciudad que tomaron pacíficamente. Para enfrentarlos el virrey Abascal envió desde Lima al regimiento español Talavera, bajo el mando del coronel Vicente González. Se produjo la batalla de Huanta, el 30 de septiembre de 1814; las acciones duraron tres días, luego de los cuales los patriotas abandonaron Huamanga. Se reorganizaron en Andahuaylas y volvieron a enfrentarse a los realistas el 27 de enero de 1815, en Matará, donde fueron nuevamente derrotados. Los patriotas volvieron a reorganizarse gracias a las guerrillas formadas en la provincia de Cangallo. Entre tanto, el argentino Hurtado de Mendoza conformó una fuerza con 800 fusileros, 18 cañones, 2 culebrinas (fundidas y fabricadas en Abancay) y 500 indios. Estas fuerzas estuvieron bajo el mando de José Manuel Romano, apodado “Pucatoro” (toro rojo). Debido a la traición de José Manuel Romano sobre Hurtado de Mendoza, a quien dio muerte y rindió a los realistas, los patriotas se dispersaron y los cabecillas de la revuelta fueron capturados. Las traiciones fueron un hecho común en las rebeliones independentistas de toda América. Las biografías de los actores sociales muestran que los cambios de bandos no eran extraños. En el caso de los líderes locales, sus filiaciones políticas estaban vinculadas a los conflictos locales que se expresaban en una mayor dimensión. Los hermanos Angulo, Béjar, Paz, González y otros sublevados fueron capturados, llevados al Cuzco y ejecutados públicamente el 29 de marzo de 1815. La Corona tenía la política del escarmiento público como un mecanismo para intimidar a la población y evitar futuros alzamientos.

Los Hermanos Angulo
Expedición a Puno y Arequipa 
El tercer agrupamiento patriota hizo su campaña en Arequipa y Puno, al mando del antiguo brigadier realista Mateo Pumacahua, y contaba con 500 fusileros, un regimiento de caballería y 5.000 indios. Pumacahua, como curaca de Chinchero, tenía un gran dominio y liderazgo entre la población indígena. Al Cuzco fueron enviados los hermanos José y Vicente Angulo, con algún resguardo de indios y negros leales. El control del Cuzco era fundamental por motivos ideológicos y de logística. Por múltiples motivos, Cuzco tenía una fuerte influencia sobre el Alto Perú; y, a su vez, el Alto Perú mantenía un vínculo colonial administrativo con la ciudad de Buenos Aires, uno de los grandes centros revolucionarios de los años 1810 en Sudamérica.

Mateo Pumacahua, se enfrentó exitosamente a los realistas en la Batalla de la Apacheta, el 9 de noviembre de 1814. Tomó prisioneros al intendente de Arequipa José Gabriel Moscoso y al mariscal realista Francisco Picoaga, su antiguo compañero de armas de la batalla de Guaqui. Los patriotas ingresaron a Arequipa. Por presión de las tropas patriotas, el cabildo de Arequipa reconoció a la Junta Gubernativa del Cuzco, el 24 de noviembre de 1814. Pero la reacción realista no se hizo esperar. Pumacahua, enterado de la aproximación de tropas realistas, abandonó Arequipa. El cabildo abierto de Arequipa se volvió a reunir y se apresuró a acordar lealtad al rey, el 30 de noviembre de ese año. Tales cambios de “lealtad” en los dirigentes locales fueron normales durante toda la guerra, pues se escogía al sector que era dueño de la plaza fuerte, como una forma de garantizar la seguridad personal, familiar y de los bienes, no necesariamente por una inclinación ideológica ni menos una predisposición para la lucha a favor de cualquier bando.

Mariano Melgar
Las tropas realistas, al mando del general Juan Ramírez Orozco, ingresaron a Arequipa el 9 de diciembre de 1814. Luego de reponer fuerzas y de reforzar su milicia, el general Ramírez salió de Arequipa en busca de los patriotas en febrero de 1815. Dejó como gobernador al general Pío Tristán. Ambos ejércitos, el realista y el patriota, se desplazaron cautelosos por diversos parajes de los Andes, buscando un lugar propicio para el enfrentamiento. El 10 de marzo de 1815, se encontraron cerca de Puno, en la batalla de Umachiri, saliendo vencedores los realistas. El triunfo realista se debió al correcto equipamiento y mayor disciplina de sus tropas. Hubo más de un millar de muertos en el curso de la batalla. Entre los patriotas capturados estuvo el célebre poeta Mariano Melgar, quien fue fusilado en el mismo campo de batalla. Pumacahua fue apresado en Sicuani, donde fue sentenciado a morir decapitado, pena que se cumplió el 17 de marzo.

1820 - 1823

Expedición de William Brown al Pacífico 
Guillermo Brown, de origen irlandés, inició su carrera en la marina estadounidense y llegó a ser jefe de las fuerzas navales de las provincias del Río de la Plata. En el año 1815 formó una expedición en Buenos Aires compuesta por 4 barcos que sumaban 150 cañones con una tripulación de 500 hombres. Brown regresó a Buenos Aires en 1818 con gran parte de su flota perdida en la navegación o apresada por la marina inglesa, después de cerrar la costa de Chile y de incursionar en los puertos del Callao y Guayaquil.

Expediciones de Thomas Cochrane
un marino escocés,  llegó a Chile el 28 de noviembre de 1818 para tomar el mando de la marina chilena, contratado por un agente del gobierno de ese país.​ A comienzos de 1819 el gobierno chileno había hecho preparativos para hacer incursiones en las costas del Perú con su flota naval al mando de Cochrane, como medida que sirviera de antesala para la futura expedición libertadora. El objetivo de esto era para obtener información, difundir la propaganda patriota para aunar a los locales a esa causa, combatir a las fuerzas marítimas españolas apostadas en el Callao, bloquear sus puertos y capturar o destruir cualquier embarcación en la que estuviera comprometido algún interés español.​ Para estas operaciones Cochrane se valió de diversas tácticas alternativas y novedosas como el uso de brulotes, cohetes incendiarios, la quinta columna, desembarcos sorpresivos de pequeñas unidades, entre otros.

En enero de ese año Cochrane hizo una primera expedición a las costas peruanas, bombardeando y bloqueando el puerto del Callao, arrebatando varios buques a los españoles y encerrando el resto en ese puerto. También pasó por Huacho, Huaura, Supe (cuyo cabildo se declaró por la independencia), Huarmey y Paita, para tomar provisiones y buscar la adhesión de sus pobladores a la causa patriota. Cochrane regresó a Valparaíso en junio.

Se embarcó en una segunda expedición en septiembre del mismo año, en que volvió a bloquear el Callao, y continuó sobre otros puntos, destacando entre ellos Pisco y Guayaquil. De regreso a las costas de Chile se dirigió al sur con el objeto de atacar los enclaves españoles de Valdivia y Chiloé, logrando conquistar el primero. En esta acción se destacó el subteniente peruano Francisco de Vidal, que se había unido a Cochrane durante sus expediciones a las costas peruanas, y que sería llamado como el “primer soldado del Perú”.​ Por último, Cochrane procedió a atacar Chiloé pero fracasó, siendo derrotado por Antonio de Quintanilla.

Luego de estas acciones, Cochrane fondeó en Valparaíso a mediados de febrero de 1820 para formar parte de la "Expedición Libertadora del Perú" como jefe de la escuadra del gobierno de Chile, que transportaría y apoyaría al ejército al mando del general José de San Martín.

José de San Martín y la expedición libertadora del Perú 
La pacificación interior del virreinato peruano permitió al virrey del Perú la organización de dos expediciones contra los patriotas de Chile formado por regimientos realistas de Arequipa y Lima y batallones expedicionarios europeos. En 1814 la primera expedición permitió la reconquista de Chile en la Batalla de Rancagua. En 1817 tras el triunfo de las armas patriotas en la Batalla de Chacabuco, otra vez se recurrió al Ejército Real del Perú para salvar la monarquía, y una segunda expedición parte en 1818, obtuvo una victoria en la Batalla de Cancha Rayada, pero finalmente fue destruida por José de San Martín en la batalla de Maipú.

Para llevar adelante la independencia del Perú, se firmó el 5 de febrero de 1819 un tratado entre Argentina y Chile.​ El General José de San Martín creía que la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata no estaría totalmente segura mientras el Perú fuera un importante bastión de las fuerzas realistas.​ Se organizó una fuerza militar anfibia que en un principio sería financiada conjuntamente por los gobiernos de Argentina y de Chile, pero debido a la situación de anarquía en las provincias rioplatenses, el gobierno de Buenos Aires se desentendió de los presupuestos, siendo la casi totalidad de los costos asumidos por el gobierno de Chile dirigido por Bernardo O'Higgins. Se determinó que el mando del ejército fuera para José de San Martín y de la escuadra para el almirante Thomas Alexander Cochrane.

El 21 de agosto de 1820 se embarcó en Valparaíso la Expedición Libertadora del Perú bajo bandera chilena. Contaba con un ejército de 4.118 efectivos. El 7 de septiembre la Expedición Libertadora arribó a las playas del Paracas, en la bahía de Pisco, en la actual Región Ica. El desembarco en Paracas se inició el 8 de septiembre de 1820 y continuó los días siguientes.​ San Martín instaló su cuartel en Pisco y recibió el apoyo de la población.

El 15 de septiembre de 1820, el virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela, proclamó la restauración de la Constitución de Cádiz de 1812, y envió una carta a San Martín ofreciéndole entrar en negociaciones, teniendo como base la nueva situación política peninsular. San Martín aceptó, y a partir del día 25 de septiembre, los delegados del Libertador y del virrey se reunieron en las Conferencias de Miraflores (pueblo situado al sur de Lima), que concluyeron el 4 de octubre, sin llegar a ningún acuerdo.

Juan Antonio Álvarez de Arenales

Inicio de la campaña del Perú 
Las acciones de guerra de la expedición libertadora comenzaron con la Primera campaña de Arenales a la sierra del Perú, y abarca todas las operaciones militares del general Juan Antonio Álvarez de Arenales en la sierra, entre el 4 de octubre de 1820, cuando parte de Pisco, hasta el 8 de enero de 1821, cuando se reúne nuevamente con San Martín en Huaura. El primer encuentro bélico se libró en Nasca, el 15 de octubre de 1820. Luego, Arenales ocupó Ica, –que juró su independencia el día 21 de octubre​ y avanzando hacia la sierra, pasó por la ciudad de Huamanga (Ayacucho), que declaró su independencia el 8 de noviembre. El 6 de diciembre tuvo lugar la Batalla de Cerro de Pasco, en donde Arenales batió a una división realista enviada por el virrey Pezuela.

El 9 de octubre de 1820 se produjo el alzamiento del batallón realista de granaderos de la reserva del Cuzco acantonado en Guayaquil, que culminó con la proclamación de la independencia de esta provincia.

El 21 de octubre de 1820, San Martín, en su cuartel de Pisco, dio un decreto estableciendo la primera bandera del Perú y el primer escudo del Perú, cuyos diseños serían posteriormente modificados por Bolívar, aunque la bandera conservó sus colores originales: el rojo y el blanco.

El 23 de octubre de 1820 la Expedición Libertadora se reembarcó con destino norte, pasando frente al Callao. Una parte de la flota, al mando del almirante Thomas Cochrane, bloqueó por tercera vez el puerto del Callao, donde capturó a la fragata española Esmeralda, el 5 de noviembre, con lo que se dio un golpe mortal a la marina realista en el Pacífico.

El 9 de noviembre, la Expedición Libertadora arribó al puerto de Huacho (a 170 km al norte de Lima), donde desembarcó. Al frente de su ejército, San Martín avanzó hasta el poblado vecino de Huaura, donde estableció su cuartel general.​ Fue en Huaura donde por primera vez San Martín proclamó la independencia del Perú, en noviembre de 1820, desde un balcón que hasta hoy se conserva como joya histórica.​

El 2 de diciembre de 1820 el batallón realista Numancia se sublevó pasándose a los patriotas​ importante suceso que fue posible gracias a la labor incansable de los patriotas de Lima, entre ellos el criollo José de la Riva Agüero.​

Otro suceso importantísimo, que ayudó decisivamente a la lucha emancipadora continental, fue la Independencia de todo el Norte del Perú, obra de los patriotas locales, que lo lograron de manera pacífica. Resalta el accionar de la Junta Patriótica de Huaraz fundada en 1818, que difundió las ideas libertarias en toda la sierra de la actual región Áncash, entre sus miembros destacan José de Larrea y Loredo, Manuel Villarán Loli, los hermanos José Manuel y José María Robles Arnao y García y el reverendo José María del Piélago.​ Todo esa región se hallaba bajo la jurisdicción de la Intendencia de Trujillo, cuya capital, la ciudad de Trujillo, a instigación de su intendente José Bernardo de Tagle, marqués de Torre Tagle, juró su independencia el 29 de diciembre de 1820. Sucesivamente hicieron lo mismo Piura, Cajamarca (6 de enero de 1821), Chachapoyas, Jaén (4 de junio de 1821) y Maynas (19 de agosto de 1821); antes ya lo había hecho Lambayeque (27 de diciembre de 1820).


El 29 de enero de 1821, en el lado realista se produjo el llamado Motín de Aznapuquio: los jefes españoles obligaron al virrey Pezuela a abandonar el mando del virreinato peruano, que recayó en el general José de la Serna.45​

En marzo de 1821 se produjo la incursión de las fuerzas patriotas de Guillermo Miller y Thomas Cochrane sobre los puertos de Tacna y Arica.

El 4 de junio de 1821, el virrey La Serna se entrevistó personalmente con San Martín en la hacienda Punchauca, situada a unos 25 km al norte de Lima, en el actual distrito de Carabayllo. Delegados de ambos continuaron en los siguientes días estas Conferencias de Punchauca, pero al igual que lo ocurrido en las conferencias de Miraflores, no se llegó a algún acuerdo trascendente.

Lima se vio amenazada por el avance del ejército libertador y el acoso de las montoneras patriotas, estas mayormente conformadas por hombres andinos, lo cual es otro ejemplo del aporte valioso de los peruanos a la Independencia.

El 5 de junio de 1821, el virrey La Serna anunció a los limeños que abandonaría Lima y dejaría una fuerza al mando de José de la Mar para que resistiera en el Callao, al amparo de la Fortaleza del Real Felipe. El ejército realista, al mando del general Canterac, dejó Lima y enrumbó a la sierra, el 25 de junio de 1821. Arenales fue enviado en misión de observar el repliegue de los realistas a la sierra sin empeñar su ejército en una batalla frontal por orden de San Martín.

A comienzos de julio de 1821 se vivía en Lima una tremenda escasez de alimentos, debido al asedio de las montoneras, que cortaron las vías de comunicación con el exterior.​ Bajo el temor al pillaje o rebeliones de esclavos, la población solicitó a San Martín que ingresara en la ciudad. San Martín aceptó, a condición de que se reuniera el cabildo o ayuntamiento de la ciudad y jurara la independencia.​

Las avanzadas del Ejército Libertador ingresaron a Lima el 9 de julio de 1821.51​ El mismo San Martín hizo su ingreso en la noche del día 12 y dos días después lo hizo todo su Ejército.

Acta y proclamación de la independencia del Perú

En cumplimiento de lo acordado con San Martín, los notables de Lima se reunieron en Cabildo Abierto, con el propósito de jurar la Independencia. La firma del Acta de Independencia del Perú tuvo lugar el 15 de julio de 1821. Unos 300 ciudadanos principales firmaron el Acta ese día; en los días siguientes lo hicieron muchos más.​ Manuel Pérez de Tudela, letrado arequipeño, más tarde Ministro de Relaciones Exteriores, fue quien redactó el Acta de la Independencia53​ El almirante Cochrane entró en Lima el 17 de julio.

El sábado 28 de julio de 1821, en una ceremonia pública muy solemne, el generalísimo José de San Martín enunció la célebre proclamación de la Independencia del Perú. Primero lo hizo en la Plaza Mayor de Lima, después en la plazuela de La Merced, luego, en la plaza Santa Ana, frente al Convento de los Descalzos y finalmente en la plaza de la Inquisición (hoy plaza Bolívar).​ Según testigos de la época, presenciaron la ceremonia más o menos 16.000 personas.​ El libertador con una recién creada bandera peruana en la mano, exclamó:
DESDE ESTE MOMENTO EL PERÚ ES LIBRE E INDEPENDIENTE POR LA VOLUNTAD GENERAL DE LOS PUEBLOS Y POR LA JUSTICIA DE SU CAUSA QUE DIOS DEFIENDE. ¡VIVA LA PATRIA!, ¡VIVA LA LIBERTAD!, ¡VIVA LA INDEPENDENCIA!.
Basil Hall

José de San Martín. Lima, 28 de julio de 1821.
Basil Hall, capitán de la marina británica, que por entonces se hallaba en Lima, al comentar la ceremonia culmina diciendo:
Sus palabras fueron recogidas y repetidas por la multitud que llenaba la plaza y las calles adyacentes, mientras repicaban todas las campanas y se hacían salvas de artillería entre aclamaciones como nunca se había oído en Lima.
Cabe destacar que hay cuestiones históricas que dicen que San Martín ya había jurado la independencia peruana el 27 de noviembre de 1820 en la ciudad de Huaura (al norte de Lima), en el denominado Balcón de Huaura, aunque este tema es muy debatido, lo cierto es que en Huaura el Libertador reorganizó su ejército y comenzó el plan para el asedio de la capital del virreinato.​

La Independencia del Perú se consolida con la posterior llegada de las tropas del ejercito Libertador de Simon Bolivar en las campañas libertadoras del sur, y es en la Batalla de Ayacucho donde al mando del Mariscal Antonio Jose De Sucre, son derrotadas las ultimas tropas realistas y se consolida la independencia del imperio español.


Acta de Independencia



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