Recordando a Korolenko
Reivindicación de un autor imprescindible
Vladímir Korolenko fue un escritor ruso que se colocó entre los más distinguidos escritores de su país y sucesivamente creó una serie de novelas que constituyen una fiel reproducción de la vida rusa en la segunda mitad del siglo XIX.
Aunque cualquier manual de literatura reconoce que Vladímir Korolenko es uno de los autores rusos esenciales en el final del siglo XIX y el comienzo del XX, por lo que respecta al mundo de habla hispana y a juzgar por la escasa difusión de sus obras, puede decirse que en este momento es un autor prácticamente ignorado. Hace tiempo que no se comercializan las traducciones que existen ni se hacen otras nuevas, y la realidad es que hay que acudir a las librerías de lance para ver a la venta algunos ejemplares escasos de ediciones descatalogadas. La razón de este olvido se nos escapa, pero es evidente que hurta a los lectores muchas páginas magistrales, imprescindibles para comprender la Rusia de aquellos lejanos años.
Máximo Gorki |
La obra literaria de Korolenko, según explica Luis Abollado en el estudio introductorio a las «Obras escogidas» traducidas por él para Aguilar en 1959, corresponde a esa etapa del realismo ruso, posterior a Gógol, en la que los escritores no se conforman ya con diagnosticar los males de la sociedad que describen, sino que se esfuerzan por encontrar vías que puedan mejorarla. En el caso de Korolenko, podemos decir que toda su literatura transparenta un sincero anhelo de perfeccionamiento del ser humano, una búsqueda de serena felicidad para todos que en La luz, un texto suyo de 1900, se expresa con una imagen bellísima. Una luz que surge de improviso anima a unos viajeros perdidos que reman en un río siberiano en medio de la noche. La luz, demasiado lejana, es apenas algo real, pero es también el estímulo que necesitan en su desesperación. Es esa lejana luz la que ilumina muchas veces las páginas desoladas y trágicas de los relatos de Korolenko.
León Tolstoi |
Es este el mismo espíritu de otras geniales novelas cortas como El músico ciego, que cuenta como Piotr, un muchacho ciego de nacimiento, es capaz de superar la tristeza y frustración de su existencia a través de la música. Malas compañías narra el acercamiento por parte del pequeño Vasia, hijo de un juez, a los mendigos que habitan un castillo abandonado cerca de la ciudad. Lo que empieza como una travesura acaba forjando una hermosa amistad y marcando el despertar a la vida del pequeño protagonista, que descubre allí la miseria y el dolor. Sin lengua es el relato de la vida y desventuras de un inmigrante ucraniano en los Estados Unidos, y es resultado de un viaje a América realizado en 1893.
Puede decirse que el leitmotiv de la vasta producción de Korolenko es un intento de construir esperanza en medio de la desolación. Hay una honda ternura en todos esos seres que luchan con su destino, y siempre hay algo que arranca del fondo del ser humano destellos de consuelo. La belleza de la prosa y la pintura de una naturaleza deslumbrante tratan también por su parte de construir una promesa de luz entre las brumas del destierro. Y tal vez nadie expresa mejor esa búsqueda y ese hallazgo que Piotr, el pequeño músico ciego, que solo a través de la pura armonía de los sonidos es capaz de alcanzar su liberación.
Es realmente triste que las versiones castellanas de los relatos de Korolenko se hayan convertido casi en curiosidades bibliográficas. Sus historias se leen con placer, y dibujan un retrato ajustado y preciso de la Rusia anterior a la revolución, que resulta insustituible cuando describe el paisaje y las gentes de Siberia. Y hay que decir, sobre todo, que no es fácil encontrar, incluso entre los grandes de la literatura rusa, una capacidad tan honda para emocionarnos y para desnudar con sencillez y destreza las claves ocultas del corazón humano.
Obras publicadas
Son Makara (El sueño de Makar). 1885
Liés Shumit (Los murmullos del bosque) 1886
Bocetos de un turista ruso.
El músico ciego.
La Nochebuena.
El músico viejo.
Popkhor y los estudiantes.
Bocetos de Pavlovsk.
Cuentos de Ucrania y de Siberia. 1895
Mgnovenie (Un momento). 1900
Una muchacha extraña. 1911
Istoria moego sovremenika (Historia de un contemporáneo mío). 1906-1921, de carácter autobiográfico.
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