martes, 7 de julio de 2020

29 junio 1919 Fallece el Doctor José Gregorio Hernández. Venezuela



Quién fue José Gregorio Hernández, el "médico de los pobres" de Venezuela 


José Gregorio Hernández fue admirado por su labor como científico y médico

Muchos venezolanos se llaman José Gregorio, y es por él.
Lo conocían como "el médico de los pobres".


José Gregorio, como le conocen cariñosamente sus muchos devotos, según sus biógrafos, destacó por sus aportaciones al desarrollo de la medicina moderna en Venezuela, la generosidad con la que atendió a pacientes de bajos recursos y su fe religiosa. Un hombre sencillo y bondadoso, dedicado a la atención de los más necesitados sin interés de recibir ningún reconocimiento monetario.

Nacido en la pequeña localidad de Isnotú, en el estado Trujillo, el 26 de octubre de 1864, pronto destacó en los estudios y a los 13 años de edad se vino a Caracas,  donde se graduó en Medicina con excelentes calificaciones en la Universidad Central (UCV). Siendo uno de los más sobresalientes y obteniendo una beca para estudiar en Europa y profundizar sus conocimientos en microbiología, histología normal, patología, bacteriología y fisiología experimental

Completados sus estudios, prefirió regresar a su pueblo natal para atender allí a sus pacientes. Los médicos rurales como él tenían que lidiar en la Venezuela de finales del XIX y comienzos del XX con enfermedades como la tuberculosis o el paludismo, muy extendidas entre la población.
Su imagen de pelo negro engominado y bigote clásico, con sombrero y maletín, son parte de la memoria colectiva de un pueblo que recibió y sigue recibiendo sanaciones y mensajes simbólicos del “sanador de cuerpo y alma de los pobres”.

Según el padre jesuita Arturo Sosa, "José Gregorio Hernández integra una excelente formación científica en su experiencia espiritual que lo lleva a ponerse al servicio de quien lo necesite, con especial predilección por quienes no se lo pueden retribuir".

El doctor Hernández destacó como docente e investigador, pero lo que le hizo ganar fama entre los sectores populares fue su labor en la consulta, ya que atendía gratuitamente a los enfermos pobres.

Se le atribuye haber introducido el microscopio y haber sentado las bases de la Bacteriología y otros campos científicos hasta entonces apenas desarrollados en Venezuela.

El doctor Hernández era también un ferviente católico y por dos veces intentó ordenarse sacerdote. En 1908 fue admitido en el monasterio de Cartuja de Farneta, en la Toscana, Italia, pero a los pocos meses mostró síntomas de una enfermedad respiratoria que aconsejaron su regreso a Caracas.

Un segundo intento en un seminario romano en 1913 terminó de la misma manera.

Ya asentado en Venezuela desarrolló una amplia labor clínica e investigadora, e incluso completó un tratado de filosofía.

El 29 de junio de 1919 murió atropellado en una céntrica calle de Caracas por uno de los pocos automóviles que circulaban por Venezuela en aquel entonces, le quitó la vida a aquel hombre de espíritu místico y sanador, quien esa tarde se dirigía a atender y alentar a una anciana que se encontrada gravemente enferma a escasas cuadras de su casa en La Pastora. Sus restos reposan en la Iglesia Nuestra Señora de La Candelaria, en Caracas.

Muerto el médico, nació el mito, y el culto a su figura llega hasta la actualidad.
Al poco de morir, José Gregorio Hernández comenzó a convertirse en objeto de devoción para muchos en Venezuela.

Los conductores confían en él para viajar con seguridad. Los enfermos ponen sobre sus camas fotos del médico, vestido con una bata sanitaria blanca. Los creyentes llevan su estampa dentro de sus carteras o monederos como si se tratara de tarjetas de seguro.

Su imagen puede encontrarse por todas partes en el país, en carteles, murales urbanos. afiches, etc. También, junto a las camas de los enfermos y las tumbas de los difuntos, para quienes sus seres queridos reclaman protección.

En muchos hogares venezolanos se adornan figurillas con la imagen del doctor enfundado en un traje de chaqueta, con el bigote y el sombrero negro que todos en Venezuela reconocen al instante.

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