viernes, 11 de septiembre de 2020

11 Septiembre 1973 Golpe de Estado Chile

 

ALLENDE....ALLENDE....ALLENDE

Nació en el puerto de Valparaíso el 26 de junio de 1908. Estudió Medicina en la Universidad de Chile y se inclinó por la medicina social y las políticas públicas de salud, escribiendo el texto “La realidad médico social chilena”. Fue diputado y senador, ministro de Salubridad, Previsión y Asistencia Social en el gobierno de Pedro Aguirre Cerda. Candidato presidencial de fuerzas populares y de izquierda los años  1952, 1958, 1964 y 1970. Desde joven militó en el Partido Socialista, hasta su muerte el 11 de septiembre de 1973.

Empecinado en conocer procesos revolucionarios y de liberación, y experiencias políticas de otras latitudes, fue un empedernido viajero. En sus rutas llegó a países como Cuba y Vietnam, donde pudo conversar con Ernesto Guevara y Ho Chi Minh. Llegó a correr riesgos políticos internos en aras de sucesos internacionales, como cuando no dudó en proteger y llevar a la isla socialista a los tres guerrilleros cubanos sobrevivientes del grupo rebelde de Guevara en Bolivia, que habían logrado cruzar la frontera boliviana hacia Chile.

“Compañeros, yo no soy un Mesías, ni quiero serlo. Yo quiero aparecer ante mi pueblo, ante mi gente, como una posibilidad política. Quiero aparecer como un puente hacia el socialismo… Allende es un hombre militante de la revolución. Tenemos que hacer claridad política. No podemos llegar al gobierno, no podemos llegar a La Moneda con un pueblo que espera milagros… porque el milagro tendrá que hacerlo el pueblo y no yo”

En las elecciones del 4 de septiembre de 1970, la CIA canalizó 350 mil dólares a la campaña del derechista Jorge Alessandri a través de la transnacional ITT e invirtió entre 800 mil y un millón de dólares para manipular el resultado electoral, consignó después el informe del Comité Church del Senado estadounidense. Nuevamente competía Allende, en esta ocasión con la bandera de la Unidad Popular(UP), coalición de izquierda reconfigurada. El resultado de los comicios en por cientos: Allende, 36.6; Alessandri, 34.9 y el contrincante por la DC Radomiro Tomic 27.8. El 24 de octubre el pleno del Congreso, de acuerdo con la Constitución, debía elegir entre las dos mayorías más altas.

En su Discurso de la Victoria desde los balcones de la Federación de Estudiantes de Chile, Allende afirmó que el triunfo era de los trabajadores, haciendo un llamado a los Comités de Unidad Popular (CUP) a mantenerse vigilantes respecto a las tareas para poner en marcha al país y hacer cumplir el Programa. Concluyó diciendo: “A la lealtad de Uds., responderé con la lealtad de un gobernante del pueblo; con la lealtad del Compañero Presidente” (1970). Y lo cumplió siempre. 

En la Casa Blanca, el presidente Richard Nixon ordenó evitar que Allende asumiera la presidencia, para lo que la CIA concibió dos planes. El primero consistía en que el Congreso eligiera a Alessandri y este renunciara para convocar a nuevas elecciones en que toda la derecha apoyaría a Eduardo Frei, hombre de confianza del imperio. Pero el plan fracasó porque Allende y Tomic(aunque democristiano, de orientación constitucionalista y progresista) habían acordado previamente que uno reconocería la victoria del otro si la diferencia superaba los 5 mil sufragios. Tomic y la DC cumplieron. Solo le quedaba a la CIA el otro plan, que contemplaba crear un clima de inestabilidad política para propiciar la intervención militar y la anulación de las elecciones.

Encargado por la CIA, el general Roberto Viaux planificó secuestrar y ocultar a René Schneider, general constitucionalista y jefe del ejército. Pero este se defendió, fue herido y falleció dos días después, el 25 de octubre, lo que hizo fracasar el plan. El día antes, finalmente Allende fue electo por el Congreso con 195 votos a favor, 35 por Alessandri y 7 en blanco.

El 4 de Noviembre de 1970 el candidato de la Unidad Popular asumía la presidencia de la república. Se consagraba así como el primer presidente marxista elegido en el  marco de la democracia burguesa y el primero en intentar avanzar en la construcción del socialismo mediante una vía pacífica, proyecto que fue violentamente saboteado y destruido por el imperialismo y sus peones locales.

Pese a estos enormes obstáculos el inacabado gobierno de Allende abrió una brecha que luego, treinta años más tarde, otros comenzarían a transitar. Era un gobierno asediado desde antes de ingresar a La Moneda, debiendo enfrentar un ataque brutal de “la embajada” y sus infames aliados locales: toda la derecha, la vieja y la nueva (la Democracia Cristiana), las corporaciones empresariales, los grandes empresas y sus medios de comunicación, la jerarquía eclesiástica y un sector de las capas medias, víctimas indefensas ante  un terrorismo mediático que no tenía precedentes en Latinoamérica. Pese a ello pudo avanzar significativamente en el fortalecimiento de la intervención estatal y la planificación de la economía. Logró estatizar el cobre mediante una ley aprobada casi sin oposición en el Congreso poniendo fin al fenomenal saqueo que practicaban las empresas estadounidenses con el consentimiento de los gobiernos precedentes. Por ejemplo, con una inversión inicial de unos 30 millones de dólares al cabo de 42 años la Anaconda y la Kennecott remitieron al exterior utilidades superiores a los 4.000 millones de dólares. ¡Un escándalo! También puso bajo control estatal al carbón, el salitre y el hierro, recuperando la estratégica acería de Huachipato; aceleró la reforma agraria otorgando tierras a unos 200.000 campesinos en casi 4.500 predios y nacionalizó la casi la totalidad del sistema financiero,  la banca privada y los seguros, adquiriendo en condiciones ventajosas para su país la mayoría accionaria de sus principales componentes. También nacionalizó a la corrupta International Telegraph and Telephone (IT&T), que detentaba el monopolio de las comunicaciones y que antes de la elección de Allende había organizado y financiado, junto a la CIA, una campaña terrorista para frustrar la toma de posesión del presidente socialista.  Estas políticas fructificaron en la creación de  un “área de propiedad social” en donde las principales empresas que condicionaban el desarrollo económico y social de Chile (como el comercio exterior, la producción y distribución de energía eléctrica; el transporte ferroviario, aéreo y marítimo; las comunicaciones; la producción, refinación y distribución del petróleo y sus derivados; la siderurgia, el cemento, la petroquímica y química pesada, la celulosa y el papel) pasaron a estar controladas o al menos fuertemente reguladas por el estado. Todas estas impresionantes conquistas fueron de la mano de un programa alimentario, donde sobresalía la distribución de medio litro de leche para los niños. Promovió la salud y la educación en todos sus niveles, democratizó el acceso a la universidad y puso en marcha a través de una editorial del estado, Quimantú, un ambicioso programa cultural que se tradujo, entre otras cosas, en la publicación de millones de libros que se distribuían gratuitamente o a precios irrisorios.

Con su obra de gobierno y heroico sacrificio Allende heredó a los pueblos de Nuestra América un legado extraordinario, sin el cual es imposible comprender el camino que a finales del siglo pasado comenzarían a recorrer los pueblos de estas latitudes y que culminara con la derrota del principal proyecto geopolítico y estratégico de Estados Unidos para la región, el ALCA, en Mar del Plata en el año 2005. Allende fue, por lo tanto, el gran precursor del ciclo progresista y de izquierda que conmovió a Latinoamérica a comienzos de este siglo.

Fue también un antiimperialista sin fisuras y un amigo incondicional de Fidel, del Che y la Revolución Cubana cuando tal cosa equivalía a un suicidio político y lo convertía carne de cañón para el sicariato mediático teledirigido desde Estados Unidos. Pero Allende, un hombre de una integridad personal y política ejemplares, se sobrepuso a tan adversas condiciones y abrió esa brecha que conduciría a las “grandes alamedas” por donde marcharían las mujeres y hombres libres de Nuestra América, pagando con su vida su lealtad a las grandes banderas del socialismo, la democracia y el antiimperialismo. Hoy, al celebrarse los 50 años de aquella victoria merece que lo recordemos con la gratitud que se les debe a los padres fundadores de la Patria Grande y a quienes inauguraron la nueva etapa que conduce hacia la Segunda y definitiva Independencia de nuestros pueblos.  

El 11 de septiembre de 1973, en Santiago de Chile, el Presidente Constitucional Salvador Allende murió combatiendo en el Palacio de La Moneda, a manos de los mismos traidores que hasta el día anterior le juraran lealtad al Gobierno. Un macabro Golpe de Estado Militar, que acabó brutalmente con el primer Gobierno Socialista elegido democráticamente por el pueblo a través de un proceso electoral.


11 de Septiembre de 1973

05:30. El secretario del Comandante en Jefe del Ejército, llama muy temprano a Roberto Aurelio Sanchez Celedón, Edecán aéreo del presidente Salvador Allende, para que partiera lo antes posible al Ministerio de Defensa, porque ya estaban en conocimiento que las FFAA se tomarían el poder.

24 horas antes, varios generales recibían las órdenes por cumplir de parte del ya auto-denominado “Comandante en Jefe del Ejército”, Augusto Pinochet Ugarte, quien hasta el día anterior le juraba ‘lealtad al pueblo’.

06:00. Hugo García, guardia personal del Presidente Salvador Allende, tomó su puesto muy temprano en Tomás Moro Nº 200. Alrededor de las 06:15 AM recibe una llamada que venía de parte del General Urrutia, General en Jefe de Carabineros.

Don Hugo García, despierta al Presidente Salvador Allende. Entre dormido, el Presidente sin entender qué pasaba se fue en bata a su despacho.

Salvador Allende se entera en ese momento que en Valparaíso la marinería se había sublevado. Junto a su asesor político, Joan Enrique Garcés, intentaban comunicarse telefónicamente con todos los Comandantes en Jefe del Ejército, pero a esa hora, ninguno contestaba.

El Edecán aéreo del presidente Salvador Allende, Roberto Aurelio Sánchez Celedón, llega al Ministerio de Defensa donde recibe la orden del Secretario del Comandante en Jefe del Ejército, Augusto Pinochet, para convencer al presidente Salvador Allende que abandonara el país en un avión que se había destinado especialmente para él.

El chófer de entonces del presidente Salvador Allende, Julio Soto, ya había recibido la orden de dirigir al Presidente Salvador Allende a La Moneda. En el trayecto, Santiago era una ciudad fantasma, no había nadie en las calles. Don Julio Soto, tenía que llegar rápido, antes que la Marina. La única información que Salvador Allende disponía era que el Ejército y Carabineros estaban respaldando al Gobierno, las dos únicas Fuerzas Militares básicas que podían hacer fuerzas y así sofocar el amotinamiento.

07:45. Al llegar a La Moneda, el Presidente nota que Carabineros ya estaban en posición de defensa al interior del Palacio de Gobierno. Alrededor de las 07:45 Salvador Allende llama por teléfono a su esposa Hortensia Bussi para que se quedara en la residencia de Tomás Moro.

Allende estaba tan convencido que no iba a pasar nada en la casa presidencial que le dijo a su esposa, que llamara a sus hijas y nietos, y fueran inmediatamente a acompañarla porque que creía que era un lugar seguro para ellos.

08:00. El Ministro de Vivienda y Urbanismo, Aníbal Palma Fourcade, llega a La Moneda, precisamente en el momento en que el presidente Allende estaba en comunicación vía telefónica con Radio Magallanes, único medio que estaba transmitiendo en vivo lo que sucedía desde el Palacio de La Moneda.

Desde el inicio del Gobierno Constitucional del Presidente Salvador Allende, Noviembre de 1970, donde declara, “Junto a mí, el pueblo entra a la Moneda”. Su victoria al frente en medio de la coalición de la unidad política cayó como un mazazo en el panorama político chileno, americano e incluso europeo. Una gran esperanza inundó al pueblo de Chile ¿Sería éste el inicio a una sociedad más justa?

Por primera vez las papeletas y no las balas parecían haber ganado, permitiendo que un candidato claramente marxista se transformara en Presidente de un país latinoamericano. La democracia chilena y las instituciones tradiciones habían posibilitado la elección de Allende, pero ¿Tolerarían el Socialismo? A pesar de su legalidad, la revolución chilena chocaba con los intereses de la Burguesía, con los más ricos de Chile. Desde el principio desató reacciones violentas.

Arturo Jirón, Jefe del equipo médico y ministro de Salud de Salvador Allende, también llega a La Moneda en medio de una agitación tremenda. Mucha gente alrededor, oficiales de Carabineros, entre otros, que con el correr de los minutos el ambiente se tendía muy tenso. Cuando ya estaba claro que había una gran sublevación, el presidente Allende estaba preocupado por lo que le estuviera pasando al General Pinochet.

Carlos Jorquera, jefe de prensa de Salvador Allende, le pregunta al presidente por el General Pinochet, (quién también era amigo personal de Jorquera) y se dan cuenta de la traición de Augusto. El Presidente Allende muy dolido le dice a Carlos Jorquera, “El pobre Pinochet debe estar preso”.

Augusto Pinochet había sido nombrado Comandante en Jefe del Ejército por el Presidente tan solo 18 días antes del Golpe de Estado. Pinochet era un oficial de poco carisma y bastante ignorante. Nunca dejó la oportunidad de declarar su “Lealtad” al Jefe de Estado.

El Presidente Allende había escogido el día 10 septiembre para anunciar públicamente un plebiscito que resolvería la crisis política que vivía el país. Si Allende perdía este referéndum, dimitiría. Allende confió en Pinochet hasta tal punto que le contó su iniciativa, pero éste lo convenció para que aplazara aquel anuncio hasta el día 11 de septiembre. Llegado aquel día, era obvio el plan que Pinochet traía entre manos, por lo que nunca se pudo convocar el plebiscito.

Allende en el instante en que su jefe de prensa, Carlos Jorquera le pregunta, ya se habían dado cuenta de su decepcionante traición.

08:45. Augusto Pinochet, Comandante en Jefe del Ejército, se encontraba en su puesto de Mando ubicado en la Central de Telecomunicaciones de Peñalolén, en el sector oriente de Santiago. El almirante Patricio Carvajal, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, tenía su puesto de Mando en el Ministerio de Defensa, a unos metros de La Moneda. Allí se encontraban también los generales de Ejército Sergio Nuño y Ernesto Baeza y el general de Aviación, Nicanor Díaz Estrada. El Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, Gustavo Leigh, tenía su Puesto de Mando en la Academia de Guerra de la FACH en Las Condes. Muchas de las más importantes decisiones militares y políticas del Golpe Militar fueron tomadas y ejecutadas por estos tres diferentes Puesto de Mando.

Lo que sigue, es cómo se gesta el Bombardeo de La Moneda y la muerte de Salvador Allende, según las órdenes y conversaciones textuales de Pinochet, Carvajal, Leigh y otros. Los Altos Mandos estaban en permanente contacto a través de comunicaciones radiales que fueron registradas en grabación de aquel fatídico martes 11 de septiembre de 1973.

– Atención Puesto 1, Puesto 1 de Puesto 5, adelante, cambio.

– Puesto 1, Puesto 1 a Puesto 5, adelante, cambio.

– Carvajal: Patricio necesita hablar con Augusto.

– Pinochet: “Augusto escuchando, Augusto escuchando”.

– Carvajal: “Allende está en La Moneda”

– Pinochet: “Entonces hay que estar atentos, matar la perra se acaba la leva”.

– Carvajal: -Ellos están ofreciendo parlamentar.

– Pinochet: -Rendición incondicional, nada de parlamentar. Rendición incondicional.

– Carvajal: -Muy bien, conforme. Rendición incondicional en que lo toma preso, ofreciéndole nada más que respetar la vida, digamos.

– Pinochet: -La vida y su integridad física y en seguida se le va a despachar para otra parte.

– Carvajal: -Conforme, o sea que se mantiene el ofrecimiento de sacarlo del país.

– Pinochet: -Se mantiene el ofrecimiento de sacarlo del país… Y el avión se cae, viejo, cuando vaya volando.

– Carvajal: -Conforme… conforme (Risas)

09:00. Isabel Allende Bussi, hija del presidente, entra al Palacio de La Moneda por Morandé 80 con la imperiosa misión de acompañar a su padre en aquel trágico momento.

A las 09:00 AM Las fuerzas de Carabineros que estaban protegiendo el Palacio de La Moneda, son retiradas, y en ese momento Salvador Allende se da cuenta de que había un Golpe Interno de Carabineros que fue aislado de las unidades del Alto Mando.

09:10. En la hora que se pudo comunicar con Radio Magallenes, Salvador Allende comienza el último discurso de “Las grandes Alamedas”.

“Seguramente ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción Que sean ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar!”

09:20. Con la mano derecha levantada y mirando hacia su izquierda, Salvador Allende se asoma a la Plaza de la Constitución y se despide de Chile.

10:50. Los militares, encabezados por Augusto Pinochet, comienzan a dar fuego al Palacio Presidencial de La Moneda. La guardia personal del Presidente (GAP), quienes tenían pocas armas para defenderse, no eran más de 30 personas y, el propio Presidente Salvador Allende, que hacía parte como un soldado más.

Tanques y ametralladoras comienzan a abrir fuego, cuando empieza la balacera. La guardia personal del Presidente Allende recibe la orden de tomar posición, y ocupar el Ministerio de Obras públicas. Se ubicaron el 7° y 8° piso, hasta que empezaron a aparecer las primeras tropas de Infantería del Ejército. El rol de la escolta del Presidente era que los militares no entraran al Palacio de la Moneda por la Alameda.

Eran un grupo de Francotiradores en contra de 8 compañeros GAP. Comienza el Ataque Terrestre a La Moneda.

El ambiente dentro del Palacio de La Moneda era muy tenso; las bombas lacrimógenas y el humo del desastre del bombardeo mismo, hicieron del aire irrespirable, lo que se respiraba ahí adentro era “aliento de la muerte”. En un momento, el presidente Salvador Allende se pierde del lado de la guardia presidencial, sólo tenía el casco y la metralleta. Arturo Jirón,Ministro de Salud del Gobierno popular quién se encontraba en La Moneda sale a buscarlo y hasta cuando lo encontró lo toma y lo arrastra de los pies, Allende le dice: “Ah, eras tú Jironcito, viste que era más serio de lo que tú creías”.

El Presidente Allende ordena a todos quienes se encontraban en el Palacio de La Moneda que se reunieran en El Salón Toesca. Salvador Allende explica a sus colaboradores personales que él como Presidente iba a cumplir con su labor de defender la Institucionalidad Republicana frente a la sublevación, pero que ese era un compromiso suyo y dejaba en libertad de acción a todos sus colaboradores para salir del Palacio de La Moneda, porque quería evitar muertes inútiles. Pero nadie se fue, nadie obedece al Presidente, todos se quedaron, porque era una forma de responder a la lealtad de quién fuera el jefe de estado durante los 1.000 días de la Unidad Popular.

El presidente Salvador Allende, se percata que todos sus colaboradores más cercanos, miembros del GAP y Arturo Jirón se quedaron a acompañarlo. Pero Allende estaba muy angustiado porque sus hijas, Isabel y Beatriz se encontraban dentro del Palacio de La Moneda, por lo que les exigió se retiraran. Salvador Allende despide a sus hijas hasta la puerta de Morandé 80, se abrazaron, solo se miraron. En ese momento las palabras sobraban. Así fue que Isabel como Beatriz “La Tati”, sería la última vez que verían a su padre.

11:55. Se hizo muy intenso el bombardeo terrestre, había mucho disparo, y vino el bombardeo aéreo. En Chile nunca se había visto algo similar, era muy terrible escuchar las explosiones de los cristales, las bombas, el polvo, el fuego. Las cañerías se habían roto, porque se inundó todo el primer piso, el aire seguía siendo irrespirable.

Una de las escenas más traumáticas para el Presidente y para todos quienes estaban en La Moneda, fue la muerte de Augusto “Perro” Olivares. Salvador Allende sufrió mucho esa pérdida. Todos los presentes hicieron un minuto de silencio y rindieron un sentido homenaje al “Perro” Olivares.

No puedo dejar de mencionar y dar un humilde homenaje a quién fue la secretaria privada y mano derecha del Presidente Salvador Allende. La combatiente y revolucionaria Miria Contreras “Payita”, participó en la defensa de La Moneda y vivió en su propio escenario los acontecimientos del 11 de septiembre de 1973. Testigo clave y a la vez protagonista, donde sigue la trayectoria del presidente Salvador Allende a lo largo del combate, hasta su caída heroica.

La Payita significó toda la acción de Allende bajo el ataque fascista para levantar el ánimo de sus compañeros, impartir instrucciones, organizar la defensa y trazar las líneas generales en el combate. En su lucha en La Moneda, refleja toda la fuerza que es capaz de vivir el ser humano en los momentos más dramáticos: ansiedad, audacia, sacrificio, valentía, abnegación, fraternidad, comprensión. Detalles hasta hoy ignorados, plenos de calidad humana, imparten una significación histórica a su testimonio.

Seguía pasando el tiempo y el ambiente estaba irrespirable, fuego por todos lados, por lo que no tuvieron otra alternativa que bajar al primer piso, por calle Morandé 80, donde el Presidente Allende dijo: “Aquí en esta casa de los presidentes de Chile, hemos resistido heroica y dignamente, el ataque de una junta fascista”.

Los soldados se mostraron durante los 17 años en el poder como “los valientes y heroicos”, pero al contrario, fueron unos COBARDES; tuvieron que destruir La Moneda, tuvieron que enviar a la aviación, atacarla e incendiarla, para poder derrotar a 26 compañeros que defendieron la Institucionalidad Republicana y la voluntad del pueblo. Haberles aguantado por más de 7 horas, un ataque terrestre y aéreo fue toda una proeza para los valientes que ahí se encontraban, y una vergüenza eterna para el cobarde Ejército chileno, encabezado por el traidor más grande de la historia de Chile: Augusto Pinochet.

Todos los miembros que estaban ahí adentro se encontraban en el primer piso, menos el presidente, quién seguía en el segundo piso. Arturo Jirón ya sabía de antemano, que el Presidente Allende había dado su vida por el pueblo, combatiendo hasta el último momento con la metralleta AK-47 que le había dado su amigo cubano, Fidel Castro.

Los militares entran con toda su cobarde violencia, sacan a los 26 colaboradores del Presidente Allende, incluso a Miria Contreras (La Payita) y que salieran en una fila, donde finalmente fueron brutalmente golpeados y vejados. A culatazos, con las manos en la nuca, les ordenan que salieran por la puerta de Morandé 80.


Una tropa de soldados con sus fusiles, seguían golpeando brutalmente a la escolta y colaboradores del Presidente Allende. Les ordenaron lanzarse al pavimento, donde a su lado había un tanque de guerra que lo ponen frente a la línea de compañeros en el suelo. El oficial arriba del tanque, le dice al General, Javier Palacios: “Permiso mi general para pasarles el tanque arriba de la cabeza a estos conchasumadres”.

Un suboficial alerta al General Javier Palacios, que el presidente estaba muerto en el Salón Independencia, y éste ordena que no tocaran el cadáver del Presidente Allende y que lo envolvieran en una manta boliviana para retirarlo de La Moneda en camilla y llevarlo a un Camión de Sanidad del Ejército Militar, donde proceden a llevarse al presidente Allende.

Al día siguiente, el 12 de septiembre de 1973, se procede a sepultar al Presidente Salvador Allende, de los uniformados iban 6 oficiales de cada rama de las Fuerzas Armadas, más Hortensia Bussi de Allende. Cruzaron el cementerio, hasta llegar al mausoleo de Eduardo Grove Vallejo, casado con Inés Allende. Antes que bajaran el ataúd con el cuerpo, Hortensia Bussi hizo el esfuerzo enorme para no quebrarse y no derramar ni una sola lágrima, para que no darles el gusto a los cobardes militares de verla llorar.

Tencha, en sus últimas palabras dijo: “Quiero que sepan que acá se está sepultando al Presidente Salvador Allende, de manera anónima, porque no quieren que se sepa, pero yo les pido a ustedes, los sepultureros, los jardineros, a todos los que trabajan aquí, que cuenten en sus hogares, que acá está el cuerpo de Salvador Allende, y que nunca le falten flores”.

Fuentes y Créditos:

La recopilación de los hechos, y todos los antecedentes de este minuto a minuto, fueron extraídos de documentos de la época, documentación oficial de la Fundación Salvador Allende.

La mayoría de los valientes que defendieron La Moneda aquél fatídico día 11 Septiembre, ahora están muertos, porque fueron asesinados por los cobardes militares encabezados por el traidor vende patria, Augusto Pinochet Ugarte, a quién solo le expreso, con todas mis fuerzas y coraje, mi más ferviente repudio por su maldita presencia en esta tierra.

Este minuto a minuto, se los dedico a ellos, a Salvador Allende, y a los valientes colaboradores del presidente, algunos de ellos sobrevivieron para contar la historia… la verdad histórica.

Honor y Gloria a todos ellos,

Presente ahora y siempre en nuestros corazones.

Texto publicado originalmente en Voz Ciudadana de Chile 

https://desinformemonos.org/minuto-minuto-pinochet-traiciono-chile-traves-cobarde-golpe-estado/

https://enbatallass.blogspot.com/2020/09/4-septiembre-1970-salvador-allende.html

https://rebelion.org/salvador-allende-a-cincuenta-anos-de-su-victoria/

https://desinformemonos.org/minuto-minuto-pinochet-traiciono-chile-traves-cobarde-golpe-estado/

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