lunes, 14 de septiembre de 2020

14 Septiembre 1913 Natalicio Jacobo Arbenz. Guatemala


 “…Nuestro único delito consiste en decretar nuestras propias

leyes y aplicarlas a todos sin excepción… Hemos sido

condenados porque hemos dado a la población campesina,

tierra y derechos.”

Jacobo Árbenz Vilanova

EL SOLDADO DEL PUEBLO

Nació el 14 de septiembre de 1913, en la ciudad de Quezaltenango. Era hijo del suizo Jacobo Arbenz y Octavia Guzmán, guatemalteca. Contrajo matrimonio con la señora Villanova de Arbenz. Fue conocido como el "SOLDADO DEL PUEBLO"

Realizó sus estudios primarios en su ciudad natal. En 1932, a los 19 años de edad, ingresó a la Escuela Politécnica de la capital, siendo cadete pensionado. Fue alumno distinguido y luego se dedicó al estudio de los problemas sociales, políticos y económicos de Guatemala.

Estudió y fue instructor en la Academia Militar y, fue uno de los principales miembros de la Revolución de Octubre de 1944. El gobierno de Jorge Ubico Ubico, había cedido grandes extensiones de tierras a la United Fruit Company —UFCO—. También los mantuvo exentos de impuestos y garantizó bajos salarios.  Eventualmente, la UFCO se volvió la dueña de la red ferrocarrilera de Guatemala y del gobierno de Guatemala.

Se anuló todo tipo de participación democrática y se suprimió la autonomía universitaria. Los establecimientos de educación secundaria fueron militarizados. La mayoría de la población campesina se vio oprimida por dos leyes que los obligaban a trabajar por poco salario. La primera, de Viabilidad, donde los campesinos debían trabajar 30 días al año en construcciones de carreteras nacionales.

La segunda, llamada de la Vagancia, obligaba a trabajar cierto número de días al año en fincas ajenas. En aquel tiempo, no existía legislación laboral ni derechos mínimos. 

En 1943 fue fundada la Asociación de Estudiantes Universitarios —AEU—. En junio de 1944 se inició la lucha frontal contra la dictadura. El 21 de junio del mismo año se celebró una Asamblea General de Estudiantes Universitarios en el Paraninfo. Dicha asamblea amenazó con una huelga general si el presidente no renunciaba.

Posteriormente, las manifestaciones del 25 de junio fueron reprimidas por la caballería, donde fue asesinada la maestra María Chinchilla. La presión popular causó efecto, aunada la presentación del Memorial de los 311 que culminó con la renuncia de Ubico el 1 de julio.

Sin embargo, el poder pasó a 3 generales ubiquistas. La Asamblea Legislativa nombró presidente provisional a Federico Ponce Vaides en 1944. Estudiantes universitarios y maestros formaron el Frente Popular Libertador y el Partido Renovación Nacional. Los trabajadores se organizaron, exigiendo principalmente el aumento de salarios. Se promovieron las huelgas en las plantaciones de la UFCO.

Ponce Vaides contestó primero con amenazas, luego encarcelando y desterrando ciudadanos. Entonces se hizo evidente la intención del presidente de mantenerse en el poder.

La madrugada del 20 de octubre de 1944 Jacobo Arbenz Guzmán vestido de civil y mezclado entre un grupo de estudiantes irrumpió en la Guardia de Honor, cuando estaba ya bajo el control de Francisco Javier Arana.  Los insurgentes tomaron el arsenal más moderno del ejército guatemalteco, incluyendo varios blindados.  Las refriegas se prolongaron a lo largo de todo aquel día entre las tropas sublevadas y los fieles a Federico Ponce Vaidez heredero de Jorge Ubico.  El triunfo final fue para los alzados en armas, Arbenz Guzmán jugó un papel protagónico durante el levantamiento.  Pero, Arana fue decisivo al frente de los blindados.

Después de 16 horas de combates, fue derrocado el gobierno de 108 días, de Ponce Vaides. Fue sustituido por la Junta Revolucionaria del Gobierno, representada por el capitán Jacobo Árbenz Guzmán, Jorge Torriello y Francisco Javier Arana. Juan José Arévalo Bermejo asumió la presidencia en 1945 y Jacobo Árbenz Guzám en 1951.

Una de las medidas más importantes que tomaron en el ámbito jurídico y político fue la convocatoria a una asamblea constituyente para que elaborara una nueva Constitución, para lo que se realizaron elecciones libres. La nueva Constitución Política en 1945 en la cual se incluyó:

  • La separación de poderes dentro del Estado
  • La autonomía de la Universidad de San Carlos de Guatemala
  • El fin del trabajo forzoso y de la prisión por deuda
  • El reconocimiento de la mujer como ciudadana
  • La concesión del derecho de voto a la mujer. La mujer analfabeta no podía votar.
  • El reconocimiento de las garantías constitucionales.

 Juan José Arévalo
Estos cambios iban directamente contra las políticas que habían tenido los gobiernos liberales. El triunvirato convocó a elecciones para elegir el presidente de la República. Las elecciones se llevaron a cabo en diciembre de 1944, resultando ganador el doctor Juan José Arévalo. El gobierno de Arévalo se consolidó y dirigió los destinos de la nación con algunos conatos de insurgencia que se comenzaban a dar. Durante el gobierno de Arévalo, Jacobo Arbenz asumió la cartera del ministerio de defensa.

El mayor Francisco Javier Arana fue tentado por los sectores interesados en derrocar el gobierno de Arévalo y conspiraba en ese sentido.  Arana envalentonado por la falta de firmeza del presidente, el día lunes 18 de julio de 1949 se dirigió al Morlón en Amatitlán con el objeto de recuperar un lote de armas destinadas por Arévalo a la “Legión del Caribe”.  Este fue el momento esperado, Arévalo contactó a Arbenz quien partió de la capital en dos vehículos.  Arana viajó acompañado por el coronel Felipe Antonio Girón, comandante de la Guardia Presidencial, su chofer Francisco Palacios y su ayudante el mayor Absalón Peralta.  En el Puente de la Gloria interceptaron el vehículo de Arana, inmediatamente se produjo un intercambio de disparos.  

El resultado final tres hombres muertos, Arana, su ayudante Peralta y el teniente coronel Blanco, otros fueron heridos incluyendo Alfonso Martínez.  La noticia de la muerte de Francisco Javier Arana corrió como polvora, a las pocas horas una sublevación contra Arévalo se extendía en los principales cuarteles de la Ciudad de Guatemala. La insurrección armada se prolongó por varios días, sin embargo Arbenz al frente del sector de ejército leal a Arévalo ganó la batalla.  

Árbenz llegó al poder como presidente constitucional de Guatemala después de ganar las elecciones de 1950, con una clara victoria frente a sus oponentes, fue apoyado por los partidos Renovación Nacional y Acción Revolucionaria de la Capital y el partido Integración Nacional de Quetzaltenango. Fueron emitidos 404,739 votos, Arbenz obtuvo 258,987, Miguel Ydígoras Fuentes obtuvo el segundo lugar con 72,796 votos.  Los obreros, campesinos, maestros y estudiantes le dieron todo su respaldo. El tema central de su campaña fue la reforma agraria, gracias a lo cual obtuvo el apoyo de partidos políticos de izquierda y organizaciones sindicales. Su amigo más cercano, José Manuel Fortuny, destacado comunista y líder del ilegalizado Partido Guatemalteco del Trabajo se encargó de escribir algunos discursos, en los cuales el tema central era la reforma agraria, razón por la cual obtuvo el apoyo de partidos políticos de izquierda y organizaciones sindicales.

Luego de haber ganado los comicios por gran mayoría popular, Árbenz toma posesión del cargo presidencial el 15 de marzo de 1951, se dirigió al pueblo con un emotivo discurso y destacando su admirable habilidad para la oratoria, expresó: “…El acto al que estamos asistiendo me produce una doble y elevada emoción.

    "La emoción primaria que siento al ser investido con la más alta magistratura de la Nación, y la admiración que, mezclada con legítimo orgullo ciudadano, tengo hacia el Pueblo de mi patria que ve culminar hoy una jornada grandiosa de su larga e infatigable lucha contra sus opresores, la cual supo conducir durante los últimos seis años con acierto y mano segura mi ilustre antecesor, el Doctor Juan José Arévalo, que una vez más, ha puesto de manifiesto en sus recientes palabras, su alta calidad de  pensador, de patriota y de ciudadano incorruptible…” 
 “La fecha de hoy, que marca el fin de una gran etapa histórica y política en nuestro país, inicia a la vez otra época que podrá caracterizarse por el impulso a la economía nacional, el mantenimiento y ampliación de la democracia, el trabajo pacífico y la defensa de nuestra Soberanía Nacional, todo lo cual es necesariamente la continuación revolucionaria lógica y consecuente del régimen que inauguró el Doctor Juan José Arévalo, Presidente ejemplar de Guatemala y gran símbolo democrático para todo el Continente Americano”

 

 “El programa industrial y en general todo el desarrollo económico de Guatemala no podrá ser jamás una realidad mientras subsistan las actuales condiciones de servidumbre en el campo y de producción artesanal en la ciudad. Por ello es que en nuestro programa tiene capital importancia la reforma agraria que para realizarse tendrá que liquidar los latifundios e introducir cambios fundamentales en los métodos primitivos de trabajo, es decir, hará una mejor distribución de la tierra no cultivada o de aquella donde se mantienen las costumbres feudales e incorporará la ciencia y la técnica agrícolas a nuestra actividad agraria en general”
Durante la campaña electoral sus opositores le tildaron como “Jacobo, el rojo”, “Jacobo, el comunista”, Jacobo, el moscovita”, hecho que no cesó aun durante su mandato. Entre sus primeras medidas estuvo la legalización del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT), lo que motivó una protesta encabezada por la jerarquía de la Iglesia Católica, que había encabezado la lucha anticomunista desde los años 20.

Al inicio de su gobierno, los guatemaltecos parecían condenados a no prosperar. En 1950, el 76 % de los habitantes poseían menos del 10 % de las tierras; mientras, un 22 % controlaban el 70 %. El presidente Árbenz se impuso la difícil meta de sacar adelante una revolución social y económica en el medio rural guatemalteco.

A partir de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos ejercían una influencia ideológica y doctrinal decisiva entre las cúpulas más destacadas de la oficialidad militar latinoamericana. Guatemala estaba en manos de pocos grandes hacendados y de la gran empresa estadounidense, explotadora del plátano o banano. Producto principal de la economía nacional, se sostenía gracias al sometimiento de los trabajadores a un régimen de “semiesclavitud”, con fuertes desplazamientos migratorios internos de la población.

Guatemala contaba con amplia tradición autoritaria. De hecho, el perfil revolucionario de Jacobo Árbenz se gestó bajo la “dictadura” del General Jorge Ubico (1931-1944). Sus años de “mano firme” se caracterizaron por la inmunidad jurídica de los terratenientes, quienes cometían crímenes en defensa de sus propiedades, el amordazamiento de la prensa, la prohibición de palabras como “obrero” y “sindicato”, la extensión de los contratos con la poderosa empresa platanera United Fruit Company (UFCo), y la drástica reducción salarial y el trabajo no remunerado en la construcción de carreteras. Con apenas 31 años, Arbenz desempeñó un papel protagónico en los sucesos que iniciaron la Revolución guatemalteca en octubre de 1944.

El régimen de Árbenz se caracterizó por la lucha constante contra los grandes intereses económicos los Estados Unidos, en particular con la expropiación de los extensos terrenos de las poderosas empresas estadounidenses UFCo, IRCA y la Bond and Share.

Los tres grandes proyectos de Árbenz fueron:

  1. Nacionalización de la empresa eléctrica, monopolio de los Estados Unidos;  
  2. Construcción de la carretera al Atlántico, para romper el monopolio de los Ferrocarriles de Centroamérica, también bajo administración y control estadounidense; y
  3. Reforma agraria, a través del Decreto 900. Ésta benefició a más de cien mil campesinos

Puso en marcha una ambiciosa reforma agraria, (1952) inspirada en la mexicana, con la que pretendía dotar de tierras a los campesinos pobres. Con este fin, expropió las tierras baldías para ser repartidas entre los campesinos. Su empeño con la Reforma Agraria era liquidar la propiedad feudal y las relaciones de producción que la originan; desarrollar los métodos capitalistas de producción en la agricultura, y; sentar las bases de la industrialización.

Llevó adelante un programa de construcción de carreteras y ferrocarriles que rompía el monopolio que en este sector tenían compañías filiales de la estadounidense. Construyó la Carretera al Atlántico. Proyectó la Hidroeléctrica Jurúm-Marinalá para desprenderse del monopolio eléctrico en manos de los gringos. Inició un proceso de recuperación de los derechos de los pueblos originarios.

Hasta su renuncia (junio de 1954), Arbenz firmó expropiaciones de medio millón de hectáreas ociosas, lo que significó que 500 mil campesinos se vieran beneficiados, otorgándoseles (para fomento del mercado interno) créditos por 18 millones de dólares. El producto bruto, el consumo personal y la importación de maquinarias (tres rubros en ascenso), demostraban la eficacia del plan.

En febrero de 1954, expropia las tierras de la United Fruit a lo largo de la línea del ferrocarril e instaura un modesto impuesto a las exportaciones de banana para financiar programas sociales. Afectada la United Fruit por la reforma agraria arbencista, los EE.UU. construyeron un enemigo en Guatemala: el comunismo internacional y la excusa para derrocarle, los grandes terratenientes locales y la United Fruit Company comenzaron una campaña de deslegitimación contra el gobierno de Árbenz, acusándolo de seguir los dictámenes de la Unión Soviética.

La CIA intervino en Guatemala. Diseñó una operación experimental encubierta (PBSUCCESS): según García Ferreira, sería una especie de laboratorio para futuras invasiones estadounidenses en Latinoamérica.

El golpe de Estado se gestó antes de la presencia militarizada estadounidense en territorio guatemalteco, y siguió todos los pasos de las invasiones y desestabilizaciones de ese país. En la noche del 18 de junio de 1954, casi quinientos soldados bajo el mando del coronel Carlos Castillo Armas habían cruzado la frontera desde Honduras con un único objetivo: poner término al gobierno de Árbenz.

Es derrocado por un Golpe de Estado financiado por la CIA

El 27 de junio de 1954, fuerzas de los Estados Unidos, con apoyo de varios gobiernos de América Central y el Caribe, lanzaron su ofensiva final contra el gobierno de Jacobo Árbenz Guzmán, un militar progresista que había iniciado un movimiento de renovación ante la rampante pobreza de Guatemala

Renuncia el 27 de junio de 1954, con la intención de detener la agresión armada, iniciada 10 días antes desde territorio hondureño, por un grupo de paramilitares apoyados por Estados Unidos. Adujo que no lo acorralaron los argumentos del enemigo, sino los medios materiales de que disponen. “Es preferible mi renuncia, a veinte años de tiranía fascista y sangrienta bajo el poder de las bandas que ha traído Castillo Armas”, expresó. Durante el levantamiento contrarrevolucionario, el Che Guevara militó en apoyo a Arbenz. Una vez derrocado el patriota, el Che fue expulsado de Guatemala acusado de “peligroso comunista argentino”.

Guatemala Es Corazón - José Montecano
Letra y Música Alí Primera. 

Discurso de renuncia del presidente Jacobo Arbenz

Este discurso fue escrito por Manuel Fortuny  y leído por el presidente Arbenz el 27 de junio de 1954:

Todos sabemos cómo han bombardeo y ametrallado ciudades, inmolado a mujeres, niños, ancianos y elementos civiles indefensos.

Todos conocemos la saña con la que han asesinado a los representantes de los trabajadores y de los campesinos en las poblaciones que han ocupado, especialmente en Bananera, donde hicieron una expedición punitiva contra los representantes de los trabajadores. Lo de Bananera fue un acto de de venganza de la frutera.

Nos hemos indignado ante los ataques cobardes de los aviadores mercenarios norteamericanos, que, sabiendo que Guatemala no cuenta con una fuerza aérea adecuada para rechazarlos, han tratado de sembrar el pánico en todo el país, han ametrallado y bombardeado a las Fuerzas Armadas que combaten en el oriente de la república, impidiendo sus operaciones, y hoy mismo han bombardeado y hundido a un barco mercante inglés que encargaba algodón en el puerto de San José.

¿En nombre de que hacen estas barbaridades? ¿Cuál es su bandera? Todos la conocemos también.

Han tomado pretexto al comunismo. La verdad es muy otra. La verdad hay que buscar en los intereses financieros de la compañía frutera y en los de los otros los monopolios norteamericanos que han invertido grandes capitales en América latina, temiendo que el ejemplo de Guatemala se propague a los hermanos países latinoamericanos.

El tiempo se encargado de demostrar que lo que ahora digo es verdad.

Sin embargo, ellos se aferran a sostener que comunismo internacional es el causante de lo que ocurre en Guatemala, y en nombre de ello es que tratan de ensangrentar aún más al país y de destruir nuestra economía.

Como mi gobierno ha sido acusado de ser de naturaleza comunista, sin que hayamos podido desvanecer que no lo es, aún cuando hemos empleado todos los medios para convencer a los elementos reaccionarios del mundo de que lo sostenido por los círculos gobernantes norteamericanos es una patraña, y cómo es esos círculos harán más despiadada la agresión contra Guatemala, he tomado una dolorosa y cruel determinación:

Después de meditarlo con una clara conciencia revolucionario, he tomado una decisión de enorme trascendencia para nuestra patria, en la esperanza de detener la agresión y devolverle la paz a Guatemala.

He determinado abandonar el poder y poner el mando del ejecutivo de la nación en manos de mi amigo el coronel Carlos Enrique Díaz, jefe de las Fuerzas Armadas de la república.

Yo he depositado mi confianza en el coronel Díaz, porque estoy seguro que él sabrá garantizar la democracia en Guatemala y de que todas las conquistas sociales de nuestro pueblo serán mantenidas. Es por ello que creo que las organizaciones políticas democráticas y todas las organizaciones populares deben prestarle su respaldo y apoyo. Así os lo pido en mi último acto como gobernante de Guatemala.

Yo fui electo popular y mayoritariamente por el pueblo de Guatemala, pero he tenido que luchan en condiciones sumamente difíciles. La verdad es que la soberanía de un pueblo no se mantiene si no tienen los elementos materiales para defenderla.

Luchamos hasta donde las condiciones lo permitieran, hasta un punto en que ir más allá, se perdería todo lo que hemos ganado desde 1944 ; al tomar esta actitud no pienso más que en el pueblo, y por ello he creído de mi deber contribuirá hasta el último instante a salvar mucho lo que conquistamos en los pasados años revolucionarios.

La situación militar del país no es difícil, ni mucho menos. El enemigo que comanda las bandas mercenarias extranjeras reclutadas por Castillo Armas, no sólo es débil, sino que es incapaz y cobarde; lo hemos comprobado en los pocos combates que libramos. El enemigo logró avanzar y tomar el departamento Chiquimula exclusivamente por los ataques de la aviación mercenaria. Estimó que nuestros Fuerzas Armadas no encontrarán mayor dificultad en derrotarlo y arrojarlo del país.

Me hice cargo de la presidencia de la república con gran fe en el régimen democrático, en la libertad y en que es posible conquistar la independencia económica y política de Guatemala. Mi programa se orientaba a conseguir plenamente esos objetivos; sigo creyendo que ese programa es justo, no se ha quebrantado mi fe en las libertades democráticas, en la independencia de Guatemala y en todo lo bueno que impulsa a la humanidad hacia el futuro.

Algún día serán vencidas las fuerzas oscurantistas que hoy oprimen al mundo a trazado y colonial. Seguiré siendo, a pesar de todo, un combatiente de la libertad y del progreso de mi patria.

Os digo adiós, amigos míos, con amargo dolor, pero manteniendo firmé mis convicciones; guardad lo que tanto ha costado. Diez años de lucha, de lágrimas, de sacrificios y de conquistas democráticas, son muchos años, como para contradecir a la historia. No me han acorralado los argumentos del enemigo, sino los medios materiales con lo que cuenta para la destrucción de Guatemala.

Yo os hable siempre de que lucharíamos costase lo que costase, pero ese costo desde luego no incluía la destrucción de nuestro país y la entrega de nuestra riquezas al extranjero, y eso podría ocurrir si no eliminamos el pretexto que ha enarbolando nuestro poderoso enemigo. Un gobierno distinto mío, pero inspirado siempre la revolución de octubre, es preferible a 20 años de tiranía fascistas y sangrienta bajo el poder de las bandas que ha traído Castillo armas al país.

No me resta sino agradecer profundamente la colaboración que me han prestado tantos buenos servidores de la nación. Los ministros de estado y los funcionarios y empleados públicos, en particular los servicios de la guardia civil y del ejército.

Desde el fondo del corazón agradezco el respaldo y el apoyo del partido acción revolucionaria, del partido de la Revolución guatemalteca, del partido renovación nacional, del partido guatemalteco del trabajo, y de las organizaciones populares que como la confederación general de trabajadores y la confederación nacional campesina, han defendido con tanta decisión los anhelos del pueblo de Guatemala.

Quizá piensen muchos que estoy cometiendo un error. En lo profundo de conciencia no lo creo así. Solamente un juicio histórico posterior podrá determinarlo.

Deseo que se mantengan las conquistas populares de octubre, que se restablezca la paz una vez hayan sido expulsados del país los invasores y que tenga éxito la gestión del gobierno que organice el coronel Carlos Enrique Díaz.

Con la satisfacción de quien cree que ha cumplido con su deber, con la fe en el porvenir yo digo:

¡Viva la revolución de octubre!

¡Viva Guatemala!

EXILIO

El 9 de septiembre de 1954 salía al exilio en compañía de su esposa y de sus hijos, para abordar el avión que los condujo a él y a otros de sus principales colaboradores, a México, bajo la protección de la bandera de ese país.

Antes que Árbenz, llegaron al aeropuerto a bordo de una camioneta expresa los coroneles Carlos Enrique Díaz, ex jefe de las fuerzas armadas; Eduardo Weymann, ex jefe del estado mayor presidencial; José Manuel Fortuny, secretario general del partido comunista; Carlos Bracamonte, Francisco Morazán, Álvaro Hugo Salguero, Waldemar Barrios Klée, Eufemio Fernández, Alfonso Solórzano, algunos acompañados de sus esposas e hijos.

Empleados de la aduana y miembros del ejército de liberación procedieron a hacer un registro minucioso del equipaje de todos los expatriados, decomisando toda clase de papeles, fotografías, libros y documentos personales. A los exiliados se les sometió a un minucioso registro personal antes de abordar el avión Taca. Ninguno de ellos quiso hacer declaraciones, limitándose a cambiar palabras amistosas con los reporteros. Alvaro Hugo Salguero se limitó a decir: “Cuiden la libertad de prensa, muchachos”.

José Manuel Fortuny
Luego de haber sido derrocado el 27 de junio de 1954, su vida corría peligro por lo que pidió asilo político en la embajada de México en la cual estuvo durante 73 días hasta el día 9 de septiembre del mismo año en que partió hacia el país vecino donde estuvo corto tiempo, luego residió en varios países. De acuerdo con el historiador uruguayo Roberto García Ferreira, para el ex presidente y su familia fue un inmenso dolor el forzado exilio político. Fue particularmente interesante por varios motivos.

El más significativo, apunta García Ferreira es que la CIA, quien había fraguado el golpe para derrocarlo, también se encargó de controlarle de cerca y desgastarlo encubiertamente. Existen sólidas evidencias documentales que permiten apreciar cómo una buena parte de los artículos, columnas o editoriales publicados en la época no eran concebidos de forma independiente, sino que seguían las sugerencias propagandísticas de la CIA, preocupada en mostrarlo como un “dictador rojo”, “malversador de fondos”, “bebedor”, “depresivo” y “cobarde”.

Con esto quedaba en evidencia cuán importante era para la CIA desprestigiarle y quitarle legitimidad, ya que operaciones de ese tipo fueron implementadas en lugares como México, Suiza, Francia, Checoslovaquia y Uruguay y además de la propia Guatemala.

Cuando se cumplió el centenario del nacimiento del coronel Árbenz sus descendientes organizaron actos para recordar su legado, su nieta, Claudia Árbenz Alpízar indicó que el destierro y el exilio fueron muy duros para la familia. Jacobo Árbenz, hijo, sufrió graves traumas psicológicos. Las hijas del matrimonio Árbenz-Vilanova, Arabella y Eleonora, se suicidaron. 

Árbenz murió en México el 27 de enero de 1971 sin poder volver a pisar tierra guatemalteca. Su última voluntad fue el de ser enterrado en El Salvador, cosa que cumplió su viuda María Cristina Vilanova a pesar de la solicitud del gobierno de Carlos Arana Osorio de rendirle honores como ex presidente. 

Árbenz, “Soldado del pueblo”, regresa a Guatemala

Los restos Árbenz Guzmán fueron exhumados en el cementerio Los Ilustres, de San Salvador, en presencia de su hijo, Jacobo Árbenz Vilanova, Jorge Mario Chenal, y el coronel retirado Carlos Enrique Díaz de León, quien asumió la Presidencia cuando se Produjo la dimisión de Arbenz, luego de un golpe de Estado en junio de 1954.

Árbenz Guzmán fue exhumado del panteón de la familia Vilanova, donde reposaron sus restos durante 24 años, para luego incinerarlos y trasladarlos a Guatemala, donde fueron inhumados con lo honores que corresponden a un ex presidente.

El féretro fue ingresado a la sede del Museo de la Universidad de San Carlos, en donde le fue otorgado el título de doctor Honoris Causa. María Cristina Vilanova viuda de Árbenz recibió el galardón conferido al ex gobernante, de manos del rector de la Carolingia, Jafeth Cabrera.

Miles de guatemaltecos acompañaron los restos de Arbenz Guzmán, en su marcha por el centro de la ciudad, previo a su inhumación en una cripta especial del Cementerio General. Durante el trayecto hacia el camposanto, el féretro del ex mandatario fue rodeado por ciudadanos que querían manifestar su admiración por el último jefe de Gobierno del período revolucionario.

Los restos de Árbenz Guzmán fueron inhumados en presencia de su viuda, sus hijos, familiares y miles de guatemaltecos que rindieron su último tributo al mandatario, a quien recuerdan como el líder nacional más progresista del siglo XX.

FUENTES:

https://www.ecured.cu/Jacobo_%C3%81rbenz

https://www.cndh.org.mx/noticia/derrocamiento-del-gobierno-de-jacobo-arbenz-en-guatemala

https://es.wikipedia.org/wiki/Jacobo_%C3%81rbenz

https://www.prensalibre.com/hemeroteca/jacobo-arbenz-guzman-asume-la-presidencia/

https://revista.drclas.harvard.edu/book/jacobo-arbenz-guzm%C3%A1n-la-fuerza-de-un-mito

https://www.prensalibre.com/hemeroteca/soldado-del-pueblo-regresa-a-guatemala/

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