domingo, 13 de septiembre de 2020

12 Septiembre 1928 Natalicio Aníbal Nazoa. Venezuela


Aníbal Nazoa, El Oficio de la Escritura, El Compromiso y El Humor

 
El 12 de septiembre de 1928 nace en Caracas, en la popular parroquia San Juan, el que luego fuera un notable poeta, periodista y humorista venezolano, Aníbal Nazoa, en cuya obra se proyectan los valores de la cultura popular del país. Sus padres fueron Rafael Nazoa y Micaela González.

Fue un autodidacta. Laboró como carpintero, ayudante en bodegas de expendio de alimentos, empaquetador en el diario El Universal; telefonista y botones del hotel Majestic, en Caracas. Cursó estudios de Derecho en la Universidad Central de Venezuela, los cuales no culminó.

“Nada seduce tanto como la sencillez, el buen gusto y la limpieza de las intenciones”, decía Aníbal Nazoa y, sin lugar a dudas, toda su obra fue creada bajo este signo y su dominio del arte del humor y el oficio de escribir, con el que sedujo y seduce a quien lo lee.

Es uno de los fundadores y militante consecuente del semanario humorístico El morrocoy azul, a la edad de 18 años.  Igualmente, su pluma se paseó por los semanarios Fantoches, El tocador de señoras, Dominguito, El fósforo, La pava macha, La sápara panda y El infarto. Colaboró en las revistas El Gallo pelón, Cascabel, Elite, Momento y Semana.

Escribía las columnas Aquí hace calor, donde plasmaba su opinión respecto a la cotidianidad del venezolano; y Puerta de Caracas, referente a crónicas de la ciudad capital, ambas fueron publicadas en el diario El Nacional desde 1955 hasta 1991, bajo el seudónimo de Matías Carrasco.

“En esa época Aníbal hizo un humor elevado, de calidad, que hacía reflexionar, pensar, tomar conciencia política. No fue el chiste fácil, el humor barato. Como decía su hermano Aquiles, nos hacía pensar sin darnos cuenta de que estábamos pensando”, afirma el también periodista Earle Herrera. También fue columnista en el diario El Globo. En la radio, condujo el programa Entre latinos y americanos (1990), basado en el idioma.

Fue autor de  los libros Aquí hace calor (1969); Obras incompletas (1969); Las artes y los oficios (haz clip para descargar)(1973); y La palabra de hoy (1981), entre otros.

En 1969 recibe el Premio Nacional y en 1975 el Premio Municipal por su destacada labor literaria. Adquiere notoriedad internacional con su poema  Punto y Raya, musicalizado e interpretado por relevantes figuras.

PUNTO Y RAYA. INTERPRETADO POR
LA ESPAÑOLA ROSA LEON

Puerta de Caracas

El sanjuanero fue un gran cronista y en todas sus publicaciones combinaba, con denotada habilidad, “la sencillez del lenguaje, la amenidad y el humor con profundidad y riqueza conceptual”, tal como afirmó Earle Herrera.

En la columna “Puerta de Caracas” que publicó diariamente en El Nacional entre 1972 y 1994, hizo gala de su dominio de la crónica, con humor e ironía muy fina y a partir de hechos cotidianos hizo una radiografía de su ciudad natal, lo bueno y lo no tan bueno, y sobre la caraqueñidad.

Más de 100 crónicas de Caracas fueron recogidas en un libro, al igual que los textos que escribió para el programa de radio “La palabra de hoy”, transmitido una vez a la semana por Radio Capital a finales de la década de 1980 y principios de los años noventa.

Maestro de la ironía y la paradoja

Aníbal Nazoa, el arte del humor y el oficio de escribir“Ser escritor en Venezuela equivale casi exactamente a no tener oficio conocido”, escribió en la presentación de ‘Las artes y los oficios’.

Sin embargo asumió con maestría el oficio de escribir y el arte del humorismo para enriquecerlo, con un hábil manejo de “la ironía, el contraste y la paradoja”.

Fue, en palabras de su colega Earle Herrera, “Uno de los más grandes y auténticos escritores y humoristas venezolanos del siglo XX”.

Aníbal Nazoa partió con su humor a otros parajes el 18 de agosto de 2001, pero quedan sus libros y cientos de publicaciones para el gozo de quien lo lea.


Luis Britto García señaló, en entrevista con el noticiero Cultura al Día de Alba Ciudad, que «fue un extraordinario humorista sin parangón, en prosa», pero también fue «un hombre de una militancia política indeclinable en las causas progresistas».
Señaló Luis Britto García que Nazoa siempre estuvo detrás de las causas nobles, a lo que dedicó toda su vida. «Sin caer en lo panfletario, sus escritos siempre tenían un tono de denuncia política, social y cultural, que señalaba como una especie de gran balanza qué era lo positivo y lo negativo que estaba ocurriendo en la sociedad venezolana».

«La obra de Aníbal concilió erudición con gracia, ternura con acidez, compromiso con libertad de conciencia, densidad con levedad y altura con profundidad«, explicó Britto. «Él era un erudito que conocía de todo: de mitologías nórdicas, de gramática castellana, de retórica, de lingüistica,  y sin embargo sus escritos eran muy legibles. Tenía eso que se llama ‘amistad con el lector'».

«Él criticó acervamente al poder político y económico. Le costó eso algunos carcelazos. Pero sus escritos, a pesar de que eran críticos, los hacía con humor, con gracia, con levedad, con sutileza. No caía en esa amargura que destilan algunos panfletos, que los hace repelentes». Indicó que Nazóa «no se rebaja nunca al insulto bajo, a la difamación. Él decía las cosas con una enorme gracia y elegancia, así sean las cosas más terribles y percutientes».

"Entre tu pueblo y mi pueblo hay un punto y una raya.

La raya dice no hay paso el punto vía cerrada.

Y así entre todos los pueblos raya y punto, punto y raya.

Con tantas rayas y puntos el mapa es un telegrama.

Caminando por la vida se ven ríos y montañas

 se ven selvas y desiertos pero ni puntos ni rayas.

Porque estas cosas no existen sino que fueron trazadas.

Para que mi hambre y la tuya estén siempre separadas."

Firmar con un pseudónimo para evadir el veto

Recordó que Aníbal Nazoa tuvo que firmar estas columnas con un pseudónimo, Matías Carrasco, ello porque había una interdicción contra los columnistas de izquierda, particularmente contra los que llevaban el apellido Nazoa. Recordó que Aquiles Nazoa, hermano de Aníbal, estuvo exiliado durante el perezjimenismo. «Había una especie de veto hacia el pensamiento de izquierda, y por las razones que hemos dicho, el pensamiento de estos dos hermanos siempre estaba con las causas populares. Para que pudiera publicar en El Nacional sin que eso espantara a los anunciantes y provocara problemas, Aníbal adoptó ese humilde pseudónimo de Matías Carrasco».

Como curiosidad, Britto García recordó que sí había un periodista llamado Matías Carrasco, pero nunca se molestó por el uso de su nombre por parte de Nazoa; más bien, se sentía orgulloso de ello.

Así se despidió Aníbal Nazoa de Matías Carrasco:
“Seguramente habrán notado que desapareció de estas páginas el nombre del distinguido Matías Carrasco, que fue sustituido por el de este humilde servidor. Una persona puede usar un seudónimo porque vive en la clandestinidad, para espantarse la sombra de un pariente, o escapar de la mala suerte de tener un nombre demasiado ‘caracomún’.
En mi caso específico, el haber escogido para firmar mis escritos con el nombre de Matías Carrasco es un mero lance de la casualidad: no sabía yo -gajes de la incultura- que el doctor Matías Carrasco no sólo existía, sino que era un destacado intelectual guayanés. Me despido pues del doctor Matías Carrasco expresándole mi agradecimiento por haber soportado durante tantos años y con tanta generosidad mi abusivo uso de su nombre. ¡Gracias, Don Matías!”
Britto comentó que Nazoa pasó un tiempo en la cárcel, en los años sesenta, porque criticó la mala redacción de un juez. «El juez lo metió preso, ‘usted tiene razón pero va preso’, le dijo». Señaló el escritor que «la gran gloria de la literatura venezolana fue puesto preso por un juez analfabeta cuando había tantos delincuentes que andaban sueltos y aún andan sueltos por Venezuela».

Recordó que fue una época dura cuando publicaban en La Pava Macha, porque en ocasiones les recogían la edición, un pregonero fue asesinado a tiros y les dirigieron citaciones de la Digepol (policía política) a todos los colaboradores del periódico. «Nos salvó José Vicente Rangel, haciéndose responsable de todo el contenido. Como era diputado, no lo podían encarcelar ni enjuiciar por las opiniones. Él dijo: ‘Yo soy responsable de todo el contenido de La Pava Macha’, cosa que todavía le agradezco, porque una estadía en las secciones políticas de la época era muy desagradable. Nos ahorró a todos, entre otros a Aquiles y a Aníbal Nazoa, esa desagradable pasantía que han experimentado gran parte de los humoristas de Venezuela», señaló Britto García.
Pide publicar libros con sus obras

El humor de Aníbal Nazoa fue reunido en varios libros magistrales, señaló Luis Britto, «entre ellos Las Artes y los Oficios, en el que hace una gran burla acerca de las profesiones consagradas en el país, y las llamadas Obras incompletas, que son una burla a géneros muy específicos como la novela policial, el ensayo histórico y los papelitos que venían antes con las medicinas, con la posología, las contraindicaciones, los síntomas, los daños colaterales que pudiera causar la medicina, siempre con una agudísima inteligencia».

Recordó que, de la inmensa producción de Nazoa, apenas hay unos 5 ó 6 libros publicados. «La inmensa mayoría de la obra de Nazoa, que apareció en publicaciones fugaces, permanece sin ser recogida en forma de libros. Yo tenía una especie de persecución amigable, le decía que reuniera eso en libros y organizara los papeles», pero lamentablemente falleció de forma prematura en 2001.

«Desde entonces su viuda, María Lucía, y yo hemos estado en una especie de cruzada para que se publique el resto de la obra de Aníbal Nazoa, que es una obra maravillosa, prodigiosa, extraordinaria, llena de humor y críticas a esa Venezuela de la Cuarta República».

Britto García solicitó formalmente que se publiquen sus obras.

Rectitud política

Señaló que él dio grandes lecciones sobre rectitud política, algo que debe ser imitado por la juventud. «En sus últimos dos años de vida tuvo una adhesión sumamente firma al bolivarianismo. Él incluso no admitía críticas. ‘Yo en eso soy irreductible’, decía. ‘Yo estoy con esta gente’, y esto fue en una primera etapa del bolivarianismo, en la que podría haber dudas».

«Él fue siempre un militante de izquierda de los partidos radicales y finalmente apoyó al bolivarianismo, pero eso no impidió que, en algunos casos, fuera crítico, señalara fallas o carencias. No era un compromiso ciego, sino leal y, a la vez, con capacidad de análisis», explicó.

Su legado es honrado con el Premio Aníbal Nazoa, que históricamente era entregado por la Alcaldía de Caracas, pero desde 2010 lo otorga la Fundación Movimiento por el Periodismo Necesario.




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